Rosario Olmedo, cuñada y tía de las víctimas del crimen de Almonte (Huelva), ha definido hoy como "tóxica" la relación de su hermana, Mariana Olmedo, con el acusado por estos hechos, F.J.M., y ha asegurado que "no lo dejaba porque estaba muy enamorada".
En su declaración como testigo ante el jurado popular en el juicio que por esta causa, Olmedo ha indicado que la relación con su cuñado era "buenísima, lo conocía desde hacía 20 años, lo consideraba como mi hermano, era una persona maravillosa, estaba para todo y todo el mundo lo quería".
De la relación de éste con su hermana ha destacado que era "muy buena, incluso en el proceso de separación, se preocupaba de que él estuviera bien, le facilitaba mucho las cosas con la niña".
Sobre el acusado ha indicado que lo conoció cuando ambos coincidieron trabajando en el supermercado y que siempre le dijo a su hermana que "no tirara su vida por la borda" con esta persona.
Ha narrado que se distanció de su hermana cuando está inició su relación con el acusado, si bien ésta le contó "episodios de celos" de él, fundamentalmente hacia su cuñado, además "la llamaba insistentemente, algunas veces era un acoso", e incluso ha hablado de "maltrato psicológico".
Lo que le contaba su hermana se ponía de manifiesto en su comportamiento, que cambió, "era una persona temperamental, divertida y presumida", si bien a medida que avanzaba la relación con el acusado "dejó de arreglarse y de salir".
Cuestionada por el jurado si tenía conocimiento de si en algún momento su hermana pensó en dejar al acusado ha señalado que "algunas veces, pero nunca llegó a materializarlo, porque estaba enamorada hasta las trancas; en alguna ocasión ella me comentó que sabía que posiblemente era una relación sin futuro pero que lo iba a intentar, ella lo defendía a capa y espada".
Olmedo ha coincidido con su hermana al declarar que "los celos y las discusiones terminaron" una vez que sucedieron los hechos.
En relación a los hechos, ha contado que su hermana la llamó el 28 de abril a mediodía "muy nerviosa" porque no sabía nada de la niña desde el día anterior, si bien ella le dijo que "se tranquilizara, que los procesos de separación eran dolorosos y que a lo mejor a M.A.D.E. no le apetecía hablar con ella, que la niña estaba en buenas manos".
Sobre el día en que aparecieron los cuerpos, ha señalado que el acusado la llamó, algo que le extrañó porque ellos no tenían relación: "Me dijo que había mucha gente en la puerta de la que era la casa de mi hermana, que llamara a mi madre a ver qué pasaba, y me insistió en que después le devolviera la llamada".
Ha remarcado que desde que sucedieron los hechos su hermana "sobrevive, es una persona llena de dolor, está huérfana" y, además, "tiene mucho miedo al acusado".