Huelva, estadio viejo Colombino, 20.14 horas del 13 de junio de 1998. Recreativo de Huelva-Deportivo de la Coruña B. Liguilla de ascenso a Segunda división. Pepe Puntas llegaba forzado a línea de fondo pero lograba servir un balón dentro del área. La defensa coruñesa no supo repeler el cuero y Juan Cuyami, muy atento, marcó el 1-0. Ojos desencajados, gritos atronadores de “¡Recre, Recre, Recre!”, alegría desenfrenada y el goleador corriendo sin saber a dónde ir. Corría el minuto 74 de partido, los albiazules defendieron con uñas y dientes el resultado y transistores a todo trapo para conocer si el Barakaldo pinchaba contra el Espanyol B. Pasó y el Decano ascendió.
El Recreativo de Huelva volvía a Segunda división tras ocho años siendo prisionero en el pozo de la Segunda B. Ruina económica, encierros por impagos en las oficinas de Isla Chica y una campaña de salvación después de caer a la división de bronce el año en que cumplía cien años de historia. Huelva vibró con el Decano y el Decano comenzó a volar gracias a Huelva.
Más de 15.000 aficionados tomaron la fuente de los éxitos albiazules, la de la avenida de Andalucía, esa que ahora parece embadurnada de polvo. La capital se inundó durante semanas del colorido azul y blanco y se gestó, a partir de aquí, una década casi prodigiosa al disfrutar de cuatro años en Primera división y la disputa de una final de Copa del Rey.
Aquella temporada 1997/98 estuvo marcada por la recomposición en todos los niveles del club decano. Diego de la Villa era su presidente. Él consiguió devolver al Recre a la categoría de plata con la austeridad por bandera, una política contraria a la de otros clubes históricos como Cádiz, Málaga, Córdoba o Almería. El Recre apenas disfrutaba de grandes recursos pero realizó un proyecto tan humilde como serio y ambicioso. De la Villa, además, apostó en el banquillo por Joaquín Caparrós, por aquel entonces desconocido y que llegaba a Huelva procedente del Moralo. El de Utrera planificaba su fútbol de pizarra junto al onubense Julio Peguero. Y estos dos confeccionaron una plantilla ambiciosa, con mentalidad ganadora y cargada de desconocidos en el mundo del balompié.
Gracias a la unión, a tener una afición y una ciudad volcada y a un trabajo con luz y taquígrafo constante, el Recreativo saboreó el caramelo del liderato durante 19 jornadas de liga y 35 partidos entre los cuatro primeros clasificados.
En una categoría con grandes equipos como Córdoba, Granada, Málaga, Cádiz, Murcia, Polideportivo Almería, Yeclano, Manchego, Mar Menor o San Pedro. Los Dani Soria, Luci, ‘Maki’ José, Espejo o Alberto Monteagudo gracias a su sobriedad en el juego y disciplina táctica sacaron al Decano de la Segunda B. Aquella liguilla de ascenso ante el Barakaldo y los filiales de Espanyol y Deportivo quedará en la retina de los recreativistas de pasión y de amor a unos colores que siempre serán eternos.
Las claves del ascenso
Los artífices del ascenso. Porteros: César Quesada y José Manuel Santisteban. Defensas: Dani Soria, Rodolfo, Luci, Joaquín Bornes, Juanma I, Pedraza, Juanma II y Bruno Abad. Centrocampistas: ‘Maki’ José, Jesús Sánchez, Luis Fernández, Juan Manuel Pavón, Rafa Navarro, Raúl Castiñeira, Alberto Monteagudo y Vicente Pastor. Delanteros: Juan Cuyami, Pepe Puntas, Juan Manuel Franco, Alfonso Espejo, Keko y Pedro Jaén.
Un futuro cargado de ilusión: el Decano volvía a la división de plata para jugar contra equipos como el Sporting de Gijón, Compostela, Sevilla o Rayo. Ocho jugadores de Huelva: Pavón, Luci, Pedraza, los dos Juanmas, Luis y Pastor sentían al Recreativo como suyo. Ellos nacieron en Huelva y jugaron en los escalafones inferiores del club decano.
Diez partidos seguidos sin encajar goles: De la jornada 11 a la 21, hasta 837 minutos estuvo el Recre sin recibir un solo gol en la liga regular gracias al grado de concentración defensivo.
Rivales de ese año: Sevilla B, Polideportivo Almería, Isla Cristina, Lorca, Murcia, Manchego, Melilla, Córdoba, Granada, Málaga, Betis B, Almería, Cádiz, Yeclano, Mar Menor, Écija, Guadix, Motril y San Pedro.
César estuvo intratable: El premio Zamora se lo llevó el portero del Decano al ser el menos goleado de todas las categorías profesionales y semiprofesionales. César compaginaba sus porterías a cero con sus estudios de Medicina.
Un año sin el icono. El Recreativo perdió una temporada antes del ascenso a Segunda división a su jugador referencia, Iván Rosado. El goleador onubense hizo las maletas para jugar en el Rayo Vallecano, que peleaba por subir a Primera.
Colaboración de las peñas. Fue el primer salto de categoría con la actual Federación de Peñas, que surgió ocho años antes en medio de la inmensa tristeza que conmovió a toda la familia recreativista con el descenso del equipo en el año de su centenario.