El comedor de la parroquia de Belén y San Roque de la capital cerrará sus puertas durante el mes de agosto.
Desde que habilitara las instalaciones, coordinadas por el sacerdote Juan Herrera, y voluntarios jienenses, ha sido la tónica habitual. “Los voluntarios necesitan descansar y siempre se ha cerrado el comedor social”, recuerda el párroco, lamentando que no haya otra alternativa para atender las necesidades de las personas que acuden a diario.
El sacerdote reconoce que la demanda baja durante el verano, pero que sigue existiendo. “Las personas con necesidad siguen estando en Jaén aunque sea agosto, pero no podemos hacer nada más”, sentencia Herrera.
En los últimos meses, la media de atención diaria ha sido de más de 80 personas, cuando a lo largo del año se han atendido a más de 110 personas diarias.
La actividad volverá a retomarse el 1 de septiembre, para continuar con las cenas durante todo el año.
