El aparcamiento de la Alameda fue tasado en el año 2010 por 5,4 millones de euros, según el Grupo Municipal Socialista. El equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento lo va a vender por la mitad, por algo más de 2,7 millones de euros. Los otros dos, el de San Francisco (4,9 millones de euros) y La Victoria (6,18 millones) se venden a su valor de tasación. Es una de las denuncias que hace la concejal socialista, Matilde Cruz, después de conocer que Epassa decidió ayer en su consejo de administración, al que no acudió ni PSOE ni IU (ya que dicen no querer ser cómplices de la venta) aprobar el pliego de condiciones para la venta de los tres aparcamientos por 13,9 millones de euros.
Se trata de la operación para “redimensionar” Epassa de la que habló hace unas semanas su presidente, Juan José Jódar. Sin embargo, además de la venta de los aparcamientos, que cuenta con los reparos y las dudas jurídicas de la Intervención municipal, nada se supo del rescate del servicio de grúa y de la zona azul, ya que ninguno iba como asunto del día. De este modo, y ante lo que la Intervención del Ayuntamiento de Jaén considera una maniobra de Epassa para “eludir la causa de disolución por pérdidas en la que se haya incursa”, se ponen a la venta los tres aparcamientos que eran rentables para la empresa por 13,9 millones de euros, importe que ni siquiera llega a cubrir la deuda total que asciende a casi 20 millones de euros. No obstante, el presidente de Epassa, Juan José Jódar, mantiene que la operación se hace “para salvar a la empresa y a los trabajadores”. De este modo, explica en un comunicado que se puede vender solo un aparcamiento, dos o los tres.
Oposición
“Es vergonzoso el expolio de bienes del alcalde, que vende sin posibilidad de reversión algo que pertenece a todos los jienenses”, denuncia Matilde Cruz, que recuerda además que con la reforma de la Administración local, Epassa está condenada a la desaparición porque “pierde su principal fuente de ingresos”. Para la portavoz de IU, Isabel Mateos, esta operación no tiene más fin que expropiar a la ciudad de un patrimonio de bienes comunes y dejarla desnuda. “Y desnuda, sin un sector público municipal que garantice los bienes y servicios esenciales, significa que no hay política municipal ni verdadero ayuntamiento”, augura Mateos.
