Un conflicto mal administrado

El  conflicto de la Dependencia ha armado un gran revuelo pero falta una decisión clara y meridiana que deje a las partes en su sitio y fije la situación de una manera definitiva para tranquilidad de usuarios y empleadas, que en este momento no lo están. La mediación de la Fiscalía, como después las declaraciones del Defensor del Pueblo andaluz, que ayer andaba por la ciudad, se las han apropiado las partes, ambas a salvarse a costa de lo que sea, seguramente porque al ser tan políticamente correctas y repartir responsabilidades en plan salomónico, como hacía hace unas fechas el fiscal, se ha prestado a las libres interpretaciones en esta maraña que las administraciones más cercanas, Ayuntamiento y Junta, han convertido en episodio lamentable, con el plus incluido de que mantienen su huida hacia adelante. Ya hemos señalado hasta la saciedad la responsabilidad municipal, primer Ayuntamiento de España que echa balones fuera a una competencia en materia tan sensible, a pesar de las razones económicas que esgrime que, con ser importantes, no justifican  la medida tan radical. Dicho esto no sería justo pedir que la Junta salga de esta situación indemne y se vaya de rositas, porque está administrando el gravísimo problema desde la confusión, porque por un lado lanza mensajes de calma pero al tiempo sus portavoces autorizados siguen actuando como si no fuera con ellos, creando inquietud y alarma, y mirando permanentemente al Ayuntamiento cuya negativa ha expresado alto y claro por mucho que cueste creerlo. Suponemos el estado de angustia de todas las víctimas de tan bochornoso espectáculo.