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Jaén

Un político con mayúsculas

Tras la muerte del expresidente Adolfo Suárez, el sentimiento generalizado es de dolor por la pérdida de un referente de la política con mayúsculas

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Eyer se apagó la vida del expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez González, pasadas las 48 horas desde que su hijo, desde el centro sanitario donde estaba ingresado, anunciara que el fatal desenlace era inminente. Desde el mediodía de ayer en que se hizo pública la noticia de su fallecimiento, toda España llora su desaparición y pensamos que hay un gesto sincero por parte de la ciudadanía, con independencia de su adscripción política, a la hora del reconocimiento a la meritoria labor realizada por Suárez al pilotar, junto al Rey Juan Carlos, el periodo de la transición. Por fortuna, el excepcional político, que en su momento tuvo que enfrentarse a tantos sinsabores, empezando por los que le proporcionaron en sus propias filas, ha sido valorado con el tiempo como lo que realmente fue, un político valiente y honesto, consciente de su responsabilidad cara a la historia y que, a pesar de las dificultades, no paró hasta conseguir que España fuera una nación plenamente democrática, propiciando una Constitución que entonces fue modélica y propiciando un consenso que dio la medida de los grandes políticos que lo hicieron posible, que de esta manera hicieron al país un servicio que nunca podrá ser olvidado. En España somos muy dados a estas situaciones, a acordarnos de las personas y a elogiarlas a la hora de la muerte. En el caso de Adolfo Suárez el pueblo español y sus instituciones representativas supieron hacerlo a tiempo y darle el mérito que mereció su tarea, de la misma manera que ahora el sentimiento generalizado es de dolor por la pérdida de un referente de la política con mayúsculas.

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