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Jaén

Miles de rosquillas de San Blas mantienen la tradición

Vecinos de Jaén y de la provincia mantienen viva la tradición de acudir al patio de la parroquia de La Magdalena para llevárselas bendecidas

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  • Vendiendo. -

Si tomas rosquillas de San Blas, dolor de garganta no tendrás. La festividad ayer de San Blas animó las ventas de las tradicionales rosquillas, a pesar de que fue el último día para conseguirlas.

La venta, promovida por la parroquia del barrio de La Magdalena, se ha venido desarrollando desde el 26 de enero, coincidiendo con el inicio de la Novena. Las rosquillas están bendecidas con la reliquia (una parte del hueso de la tibia del Santo, un mártir cristiano que murió degollado) y ayer fue uno de los días de mayor afluencia de compradores, aunque el flujo  ha sido constante estos días.

Y es que ir a por las rosquillas al barrio de La Magdalena no es un inconveniente. La costumbre se mantiene y cada vez son más los ciudadanos que pasean hasta el corazón del casco antiguo para llevárselas. El lugar de venta es un espacio privilegiado para el sentido de la vista: el patio de la parroquia de La Magdalena. Quienes acuden a comprarlas se detienen para contemplar el entorno, según comentan los vendedores. “Un hombre mayor, que fue vecino del barrio, no ha podido evitar emocionarse al volver al barrio para comprar  sus rosquilla”, comentaban ayer Encarnación Rodríguez y Carmen Montoro, dos de las más de quince personas voluntarias que se han turnado para atender las ventas.

Ambas confirmaban que han acudido por rosquillas personas de “todos los barrios de Jaén, de pueblos y de fuera de la provincia”. 

Las primeras estimaciones apuntan a que la venta superará las cuatro mil bolsas de rosquillas de San Blas. 

El precio se ha mantenido con el paso de los años. Con el coste de un euro, la recaudación se destinará al mantenimiento de la parroquia y a la atención social que realiza  Cáritas  ante la necesidad por la que están pasando numerosas familias del barrio, según reconoce el párroco de La Magdalena, Agustín Rodríguez.

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