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Jaén

Silencio penitente con el Cristo de la Humildad

Desde que se abrieron las puertas de la parroquia, los hermanos del Silencio celebran una lección catequética de la muerte de Jesucristo.

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  • El Cristo de la Humildad. -

La tarde noche del Martes Santo se ha hecho penitente con la procesión de la Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y María Santísima Madre de Dios, desde una parroquia de Cristo Rey cuyos alrededores colmaban numerosos jienenses.

Los momentos más íntimos se han vivido en el interior del templo. Mientras el Cristo esperaba en su paso, el pasillo lo ocupaban los nazarenos, divididos en hermanos de luz, identificados con sus farolillos, y los hermanos de Cruz. La Junta de Gobierno, de la que es Hermano Mayor Diego Montiel, rezó. El templo quedó a oscuras.

La única luz que alumbraba en el interior era la de los faroles, símbolo de unión entre los hermanos, encadenados de manos para realizar su procesión. Con luz del Santísimo, se fueron prendiendo los faroles.

Encendidos todos, el templo quedó alumbrado así para iniciar las oraciones colectivas. De rodillas, los hermanos se prepararon para pedir por una penitencia sin incidencias. Una vez celebrado el voto de silencio, la Hermandad se preparó para salir del templo.

Desde que se abrieron las puertas de la parroquia, los hermanos del Silencio celebran una lección catequética de la Pasión de Jesucristo. A pulso, el Crucificado salió de la parroquia para captar todas las miradas.

Con recogimiento, se ha iniciado el desfile y Jaén ha visto en la calle al Cristo de la Humildad. Se hizo el silencio y la devoción a la Imagen se manifiesta en el respeto de todos a la procesión. El paso del crucificado camina para transmitir humildad, sencillez, dolor y sufrimiento, que también evoca su exorno floral, estatices morados y cardos a los pies del señor.

Es una de las hermandades más jóvenes de la capital y sin embargo, el paso del Cristo de la Humildad ofrece una imagen propia de Cofradía antigua, del medioevo español. Su personalidad se evidencia en las calles de un itinerario que enmudece ante el rostro del Señor, en un paso tallado en estilo rococó en el color de la madera.

Sin acompañamiento musical, con el único sonido de las cadenas de los hermanos de luz, la Cofradía va sembrando oración, sobriedad y manifestación pública de fe durante su itinerario, nunca vacío de jienenses y especialmente bello en las calles en las que la luz se apaga para ser alumbrada únicamente por los faroles de los nazarenos.

El recogimiento es absoluto por calles como Arquitecto Berges, la plaza de Santa María, Almenas y San Ildefonso, durante una procesión de penitencia de más de cuatro horas.

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