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Jerez

Da a luz en su casa ayudada por su marido y el 112 al teléfono

Una mujer tiene a su segunda hija en casa tras verse sorprendida por el parto cuando iba a ir al Hospital. A su marido no le quedó más remedio que asistir el parto

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  • Uno de los enfermeros del 061

Juan es camarero de La Tasca, en Jerez 74, el negocio de su familiar de toda la vida, pero el pasado martes se convirtió en matrón a la fuerza durante unos minutos cuando su esposa Arantxa se puso de parto en casa. Ni es madre primeriza, ni cumplía hasta final de mes, pero tras una noche inquieta esta vecina de la calle Juan Sánchez, de la Alameda Vieja, empezó a sufrir contracciones sin imaginar que ni siquiera le iba a dar tiempo a llegar al coche. “A las siete de la mañana me sentí como un crujido y le dije a mi marido que estaba de parto,me miró y me preguntó si podía aguantar, le dije que sí, entonces él se fue a la cocina a preparar el biberón de nuestro niño de 15 meses y yo me fui al cuarto a vestirme para llevarlo a la guardería e irnos para el Hospital”, relata a este periódico. Pero con lo que no contaba esta joven era con que María, la benjamina de la familia, no quería esperar más por venir al mundo. Ya vestida, cuando Aranxta volvió al salón  y se sentó en el sofá sintió la cabeza de la niña. La iba a tener en casa, pensó. Tras llamar al 112 para pedir que viniera una ambulancia, se fue a su habitación y se tumbó en su cama, mientras su pequeño jugaba ajeno a todo en su cuna. Después avisó a su madre, que vive muy cerca de ella, también en la Alameda Vieja. La sorpresa de Juan fue mayúscula cuando su mujer estiró las piernas y vio la cabeza de la niña. “¡Que está aquí ya!”, gritó. Ni siquiera tuvo tiempo para planteárselo. Llamó de nuevo al 112 y le dijeron que la ambulancia iba de camino, y entonces les explicó que la niña estaba casi afuera. Cuando se dio cuenta estaba ayudándo a su mujer a dar a luz.
“Por teléfono le dijeron que fuera al baño y cogiera toallas del baño y un médico le explicó que tirara con cuidado de la niña y cuando estuviera fuera la pusiera encima mía y la tapara, además de darle instrucciones para el cordón umbilical”. Fue cuestión de unos minutos, ahora no sabrían decir cuántos, pero lo que sí recuerdan es que a las ocho la niña ya estaba fuera. “La ambulancia tardaría unos 15 minutos en venir. A mi madre le dio tiempo a llegar antes, vino andando, con la idea de que nos íbamos para el Hospital y cuando le dije  “mamá, que la niña ya está aquí” no se lo podía creer.  La tenía tapada con el nórdico y se la enseñé”, comenta Aranxta risueña.  Acto seguido llegó el personal sanitario, que tras cortar el cordón umbilical y envolver a la niña en mantas térmicas, no dudaron en inmortalizar el momento, ya que no todos los días se encuentran un acontecimiento como este.
Arantxa y su hija fueron trasladadas en ambulancia hasta el Hospital. Las dos, madre, a la que le han echado sólo dos puntos, e hija, que pesó 2 kilos y 800 gramos ya están de vuelta en casa y perfectamente. El flamante papá aún no ha digerido que  fuera él quien asistiera el parto y en casa. Reconoce que no le dio tiempo a ponerse nervioso ni a plantearse lo que iba a hacer, “sino igual no lo hace”, cuenta Aranxta. “Fue algo diferente, raro pero también muy emocionante”, dice, tras asegurar que en ningún momento llegaron a asustarse ni a temer por su salud o la de su pequeña. “Mi madre ya que ha pasado todo me dijo que estuvo intranquila y mirándome a ver si se me bajaba la tensión o tenía alguna hemorragia intranquila y ahora que lo pienso friamente podría haber pasado algo, pero en ese momento no te da tiempo a plantearte nada”. El que también se portó como un campeón fue su hijo, con apenas un año. “No suele quedarse en la cuna, suele llorar, pero se pasó el parto jugando y cuando nació María, su padre lo trajo y le dijo: mira aquí está tu hermanita”.

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