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Lo que queda del día

‘Brainstorming’ en el Circuito

El plan estratégico del Circuito tiene más de brainstorming que de declaración de intenciones, pero sobresale la sensación de una visión, de apostar por algo diferente y diferenciador, por una alternativa

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En noviembre de 2010, la por entonces alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, acudió a Valencia, donde se celebraba la gala de clausura de la FIM, para recoger en nombre del Circuito de Jerez el premio al mejor de los Grandes Premios de Motociclismo celebrados durante la temporada. Fue una de sus últimas grandes noches como alcaldesa, sobre todo porque desde tan lejos era difícil percibir las protestas instaladas a la puerta del Ayuntamiento, y también una de sus últimas conquistas -el trofeo permaneció expuesto en su despacho hasta el final del mandato para satisfacción de curiosos y visitantes-.

Cuatro años después, una alcaldesa de Jerez volverá a subirse sobre el escenario de una gala de la FIM, con la diferencia de que lo hará en su propia ciudad, como anfitriona y no para recoger un premio, sino para convertir la cita en una nueva oportunidad para Jerez. Sólo los supersticiosos lo interpretarán como una mala señal, ya que lo que prevalece es una conclusión inmediata: la comparativa entre uno y otro momento esfuma el vano intento de quienes insisten en comparar el Jerez de 2014 con el de 2010, por el mero hecho de aspirar a que pocos meses después se repita idéntico resultado en las urnas.

Obviamente, que la FIM elija Jerez, en vez de Mónaco, para celebrar su gala anual no va a eliminar, y mucho menos a ocultar, el grave problema de desempleo que padece la ciudad, el elevado número de menores en riesgo de pobreza, las colas en el comedor de El Salvador, las peticiones a Cáritas, o el número de familias con problemas para llegar a fin de mes.

Como podría decir John Lennon si esta noche se encontrara entre nosotros, el público que aguarda en la calle a las estrellas del motor puede tocar las palmas, el que está en el interior del teatro puede hacer sonar sus carteras -sospecho que a partir de mañana habrá críticas más afiladas sobre lo que ha supuesto para Jerez que se den cita en la ciudad durante un fin de semana más de 400 personas llegadas desde todo el mundo; un dato que, después de todo, habría que tener en cuenta-.

En realidad, la gala, los flashes, los protagonismos, son secundarios en este momento. Lo importante es que el Gobierno local parece haber dado definitivamente con su visión para la ciudad de la mano del Circuito, del mismo modo que Pedro Pacheco tuvo su propia visión de en lo que quería convertir a Jerez -sólo el PSOE acabó convirtiendo la suya en una oportunidad perdida-.

Como advirtió Albert Einstein, “si queremos que sucedan cosas diferentes, hay que probar cosas diferentes”, aunque sea cambiar el trayecto de casa al trabajo, y este Gobierno ha entendido que el Circuito no sólo debía estar gestionado de forma directa por el Ayuntamiento, sino que en torno al mismo podían sucederse y alentarse oportunidades de futuro para la ciudad. Y en ello están. Para empezar han conseguido que Jerez sea capital mundial del motociclismo. Más aún, que el invento se gestara en Jerez la pasada primavera y que el Gobierno central lo haya declarado de interés público, para, a continuación, dar forma a un plan estratégico en el que se establecen las posibilidades de futuro del trazado jerezano, ligadas al impacto turístico y a su esperada repercusión sobre el empleo.

Si tienen oportunidad de leer el documento, es cierto que parece más el resumen de una brainstorming que una declaración de intenciones, entre otras cosas porque hay epígrafes de difícil cumplimiento dentro del plazo temporal establecido, y otros que forman parte de viejas aspiraciones casi desestimadas, como la creación de la Ciudad del Motor, pero sobresale la sensación de una visión, de apostar por algo diferente y diferenciador, por una alternativa que arroje luz sobre los parajes en sombras de Jerez. Y hoy toca apoyar esa visión; en otra ocasión, como decía Amestoy, hablaremos del Gobierno -un Gobierno que, quién se lo iba a decir, va camino de cerrar su mandato con dos logros inesperados: la apuesta por la gestión directa del Circuito y la del transporte urbano, pese a que no sea su consigna la de la apuesta por lo público y pese a haberlo hecho bien en ese ámbito-.

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