A Jerez le hubiese hecho falta la llegada de muchas industrias que diesen contenido al continente urbanístico que se formaba
Me lo contaba Juan Manuel Corchado, el último alcalde jerezano antes de la reinstauración de los Ayuntamientos democráticos, y edil en la primera legislatura después de que los concejales saliesen elegidos por el sufragio de las urnas. “A pesar de nuestras distintas ideologías todos trabajábamos, en aquel año 1979, al mismo tiempo y al unísono en pro de Jerez. Ojalá se pudiese hacer ahora lo mismo, pero es muy difícil”. Y aquel Jerez de concejales no profesionales, como recordaba José Gutiérrez Murillo, salió adelante y aquel Jerez, cuando ya tanto alcalde como concejales recibían a los periodistas en sus despachos oficiales y no en lo de sus trabajos profesionales al margen de la política, siguió yendo hacia adelante aunque las arcas fueron menguando y los números rojos fueron apareciendo hasta conseguir el dudoso título de ser unos de los Ayuntamientos más endeudados de España. Y aquel Jerez, que tanto Corchado como Murillo, como Mariano León o Julián Gutiérrez, conocieron con bombillas semiapagadas en las calles, fue sufriendo una transformación lógica y tomando unas dimensiones exageradas , como reconocían tanto León como Gutiérrez Murillo, en detrimento de un centro histórico que se caía a pedazos. Y la economía boyante de aquellos años de dependencia del ‘señorito’ comenzaba a enfilar la cuesta abajo hasta llegar a una población, como bien decía Gutiérrez Blasco, con un treinta por ciento de economía sumergida y con unos índices de paro,de ilógicos los calificaba Gutiérrez Murillo, que dan auténtico pavor. El cuéntame como pasó en Jerez ha hecho que la moviola de la nostalgia se haya puesto en marcha y uno piense cómo pudo ser y cómo es, cómo se pensó en un Jerez no de doscientos doce mil personas, sino en una urbe que superase las trescientas mil almas sustentada solo y exclusivamente en el ladrillo y el sector servicios y turístico, cuando para cubrir las necesidades laborales que habían dejado al descubierto las bodegas y las empresas auxiliares hubiesen hecho falta la llegada de industrias, no de una grande, sino de muchas que dieron contenido al continente que se estaba formando.