El XXI Festival de Jerez se ha cerrado con una participación menor a la alcanzada en 2016, pero ha logrado equilibrar su presupuesto de gastos e ingresos, hasta el punto de que a falta de que se cierren definitivamente las cuentas puede ya afirmarse que los ingresos por taquilla y matrículas de cursos han rebasado la previsión inicial.
En concreto, las 165 actividades incluidas en la programación oficial del certamen han sido seguidas por 34.100 personas, frente a las 37.900 de la edición de 2016, lo que se traduce en un descenso del 10 por ciento. No obstante, la media de ocupación al conjunto de las actividades ha sido similar e incluso algo más alta, ya que se ha pasado del 95 al 96 por ciento.
En el Teatro Villamarta se han ofrecido quince espectáculos, el mismo número que en 2016 y la ocupación media ha sido del 89 por ciento, un par de puntos por encima de la registrada el año anterior. Además, en cinco de esos quince espectáculos se ha llegado a colgar el cartel de no hay billetes.
No ha ocurrido lo mismo en los cursos, a pesar de que siguen teniendo una excelente acogida. En esta ocasión se han cubierto el 90 por ciento de las plazas ofertadas, mientras que en la edición anterior se había llegado al 98 por ciento. A este respecto, cabe apuntar que los aficionados cuentan ahora con una oferta formativa paralela a la que se organiza desde el propio Festival, lo que dificulta que se agoten las plazas. Sin ir más lejos, en el programa formativo paralelo, organizado por IFI Jerez, se han incluido diez cursos centrados en el cante y el guitarra, con una ocupación que se ha situado en el 94 por ciento, con alumnos procedentes de nueve países.
La otra cifra que debe tenerse en cuenta es la que hace referencia a la previsión contable del certamen. La directora del Festival de Jerez, Isamay Benavente, avanzó ayer que a falta de que se conozcan los últimos datos, el volumen de ingresos ha sido superior al inicialmente previsto, de unos 650.000 euros, lo que permite afirmar que el certamen no supone un gasto para las arcas municipales.
Todo ello sin dejar de lado que el Festival supone un revulsivo económico para el sector hostelero, como prueba el hecho de que la ocupación hotelera ha sido estos días del 78,48 por ciento, siete puntos por encima de la cifra alcanzada en 2016. A lo largo de estas dos semanas largas de certamen, la Oficina Municipal de Turismo atendió a 2.844 personas, el 54,7 por ciento de ellas extranjeras, principalmente alemanas, inglesas y francesas. La alcaldesa, Mamen Sánchez, incidió en el hecho de que también los alemanes han sido este año mayoría en los cursos del certamen, desbancando así a los japoneses.
El programa oficial de cursos ha contado con la participación de alumnos de 43 países diferentes, llegados de todas las partes del mundo.
“El flamenco tiene más recorrido”
Mamen Sánchez se mostró convencida de que el flamenco “tiene más recorrido en esta ciudad”, vinculándolo con “la industria y el turismo cultural”. “De cara a futuras ediciones debemos abrir nuevas posibilidades y vías de desarrollo. No nos podemos quedar ahí”, apuntó. Para Isamay Benavente, el certamen pone de manifiesto que “el flamenco es una de las grandes industrias de la ciudad”. “El Festival es abierto y la gente viene a vivir Jerez. Espero que podamos seguir alimentando esto”, concluyó, no sin antes felicitarse por la implicación que ha observado en la ciudad en estas últimas semanas, lo que contribuye a fidelizar al visitante.