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Prodean denuncia la muerte de una perrita apaleada

Varias personas mataron al animal sin ninguna consideración y luego lo tiraron a un contenedor de basura

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Sobre las cinco de la tarde del sábado pasado, un par de miembros de Prodean, paseaban con sus bicicletas por la zona de Tejarillo (Manilva), cuando comenzaron a oír  un perro dando terribles alaridos. Según ellos era lo más horrible que nunca hayan oído, “parecía que lo estaban matando”, nunca mejor dicho, la duración de los espeluznantes quejidos fue de aproximadamente un minuto, con lo que ante tan tremendos lamentos, buscaron el lugar de donde procedía el ruido, pudiendo vislumbrar dentro del cercado de una finca próxima como un hombre de avanzada edad golpeaba salvajemente algo que se encontraba en el suelo.

 

Ante este hecho decidieron acercarse a dicha finca, pero cuando llegaron a  su entrada observaron como tapaba con ramas lo que anteriormente había sido golpeado, que aún yacía en el suelo, y un hombre joven y corpulento que se encontraba también en su interior se acercó para atender a los ciclistas al preguntarle estos qué estaba ocurriéndole al animal que tan desgarradores lamentos emitía, respondiéndoles sonriendo que no pasaba nada, que sólo se había escapado un perro y se había armado un revuelo.

 

Evidentemente los voluntarios de la protectora no le creyeron, sobre todo por la situación en la que se encontraban otros perros que había en el terreno, uno de ellos estaba atado en pleno sol con medio metro de cuerda, sin agua ni comida y los demás en pequeñas perreras sin luz y en condiciones insalubres. Los voluntarios se marcharon pero, sin darse por vencido, llamaron al responsable de los perros en Prodean, el cual se personó en el lugar en cuestión de diez minutos por la cercanía de su domicilio, portando éste unos prismáticos para, desde un carril adyacente observar todo lo que ocurría  en la parcela, presenciando como estos dos individuos recogieron del suelo un bulto rodeado por muchas ramas, lo introdujeron en una bolsa blanca y acto seguido lo metieron en el asiento de atrás de un coche que se encontraba dentro de la finca, desplazándose hasta unos contenedores de basura de la zona para tirar esta bolsa blanca.

 

Cuando estos se marcharon, los miembros de la protectora recogieron la bolsa del contenedor abriéndola allí mismo y comprobando que lo que más se temían había ocurrido, encontraron a una perrita de cacería apaleada, llena de heridas y golpes por todo su cuerpo y con una cuerda al cuello, encontrándose aún caliente.

 

La perrita no tiene micro-chip, se encuentra congelada tras haberse efectuado una autopsia para hacer un informe facultativo y el cadáver lo vamos a dejar como prueba principal para presentarla ante el juez. Los hechos ya han sido denunciados ante el Seprona de Manilva, y lo que más nos desasosiega a todos es que los pobres perros de cacería que aún se encuentran en la finca en pésimas condiciones corran la misma suerte.
 

Nos encontramos una vez más ante una barbarie, un crimen, hecho una vez más por cazadores primarios y embrutecidos de los cuales se dice que “no todos son así”, pero el caso es que 50.000 perros al año son asesinados salvajemente en nuestro país y casi siempre  en manos de cazadores.

 

Los miembros de la protectora todavía no se han repuesto del trauma de los terribles lamentos que dio aquella pobre perrita antes de morir, y ahora sólo se preguntan ¿se hará justicia o la impunidad se impondrá nuevamente  en un país en el que todavía quedan demasiadas ‘Españas Profundas’ en las que la vida y la muerte de un animal salvajemente apaleado no vale absolutamente nada?.

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