“Estamos hablando de dos niñas de 14 años que se pelearon y se pegaron las dos, yo no consentiría que mi hija acosara a nadie, hablar de acoso escolar es muy grave y muy fuerte”. Sandra Franco es la madre de la menor que presuntamente lleva todo el curso acosando a una compañera de clase de un instituto público de Jerez con la que el pasado 3 de mayo llegó a las manos a las puertas de clase. A raíz de esta pelea fue expulsada del centro 29 días y en plena cuenta atrás para que su hija vuelva al centro, se ha llevado las manos a la cabeza cuando la progenitora de la otra chica implicada ha denunciado un supuesto caso de acoso escolar, por lo que no descarta denunciarla por presuntas calumnias.
Sandra desmiente las acusaciones de la madre de la alumna tras cuya denuncia el centro ha activado el protocolo de acoso para investigar si los hechos ocurridos respondeno o no a un caso de ‘bullying’ y asegura que la otra chica “lleva todo el curso buscando a mi hija para que salte”. El problema, como añade, es que su hija “es la típica niña que no se calla y está más señalada por eso, pero la otra va por detrás y hay testigos, ha llegado a gritar cuando mi hija le ha pedido un rotulador en clase, no es verdad que le haya quitado cartuchera ni nada”, denuncia.
“Hubo una pelea sí, eso es verdad, pero se pegaron las dos, no solo mi hija, y empezó la otra cuando se metió con mi otra hija de 12 años y empezó a decirle cosas. Se insultaron las dos y le pegó un guantazo a mi hija menor, fue entonces cuando su hermana se fue para ella, pero eso es una cosa puntual, no es acoso, y mi hija también llegó a casa con el cuello arañado y con las rodillas señaladas”, manifiesta tras tachar de “exagerado” el parte médico aportado por la alumna presuntamente víctima de acoso escolar.
“Mi hija está fatal”
No entiende como la otra madre ha permitido que lo que ella ve como “una pelea entre niñas de 14 años” haya salido fuera del instituto y no se haya quedado en el centro, donde ya han tomado medidas, y explica que su hija “está fatal y muy afectada” por todo lo que ha ocurrido. Al igual que la otra alumna, le dice que tampoco quiere volver al instituto la semana que viene, que es cuando vence el plazo de la expulsión disciplinaria de 29 días que adoptó el centro. Una medida que, de otro lado, ve “excesiva” y que cree que repercutirá negativamente en su rendimiento escolar.
