M.P.C, el sobrino de la anciana de 76 años que fue encontrada muerta en su casa de San Telmo a finales de abril y que desde entonces permanece en prisión preventiva acusado de este crimen, ha negado todos los hechos tras asegurar que “no tuvo nada que ver” con el suceso y que ni siquiera llegó a ir a casa de su tia. Así lo manifestó en su declaración ante el juez y las partes que realizó por videoconferencia desde la cárcel, en la que se acogió a su derecho de sólo contestar a las preguntas de su abogado. Según fuentes del caso, su relato apenas se prolongó varios minutos después de advertir que no tenía relación alguna con lo ocurrido, pese a que las acusaciones mantienen que este hombre, con problemas de drogadicción y que vivía cerca de la prima de su madre, solía echar un cable a la fallecida subiéndole la compra y haciéndole algún recado.
La Policía Nacional lo detuvo el 30 de abril tras varios días fugado, y sobre él también pesa un presunto delito de robo con violencia e intimidación, pues se hizo supuestamente con joyas de oro de la víctima. La sustracción de estas alhajas habría sido el móvil del crimen. Una vez que en las últimas semanas han testificado también varias hijas de la víctima, que se han personado como acusación particular, así como vecinos de la víctima y el conductor de la ambulancia que se trasladó al domicilio de la fallecida después de que los bomberos forzaran la puerta ante la llamada de los vecinos, está previsto que en septiembre se reanuden las declaraciones en sede judicial.
En aquella jornada, Jesús Almenara e Inés Alfaro, los letrados que ejercen la acusación particular, en representación de las hijas de la fallecida, aseguraron que las hijas de la anciana están “destrozadas” por lo ocurrido y van a pedir “la máxima pena” que contempla el código penal para estos sucesos, junto a las indemnizaciones pertinentes. En este sentido, aunque se mostraron prudentes a la espera de cómo vayan transcurriendo las pruebas testificales, a priori, entienden que el caso y las circunstancias en las que se produjo la muerte de la mujer, que vívía sola, reúne todos los condicionantes para ser juzgado por un jurado popular y ser calificado como un delito de asesinato.