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No es tiempo de abrazos: “Algunos preguntan si ya no les quieren”

Los empleados de las residencias de Afanas son ahora el único contacto con el exterior para sus usuarios.Los más afectados llevan peor la distancia de seguridad

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Profesionales y usuarios en una de las residencias de Afanas estos días.

  • En Aspanido compensan el cierre del centro con un programa ajetreado de actividades y contactos vía Skype varias horas al día
  • Los profesionales de Afanas son "el punto de alegría" ante la suspensión de las visitas familiares

El periodo de confinamiento impuesto por el estado de alarma ante la propagación del coronavirus ha tirado por tierra la rutina de todos los ciudadanos. Pero, ¿qué pasa con las personas con discapacidad intelectual y necesidades especiales? Son otros de los colectivos más vulnerables, lo que obliga a las organizaciones y equipos directivos que los custodian y velan por su integración a ser muy escrupulosos, anticiparse incluso y no bajar la guardia para que los usuarios y las familias lo lleven lo mejor posible. Es el caso de la Asociación Afanas, que ha suspendido el servicio de las unidades de día y ha prohibido las visitas de familiares en sus dos residencias, la de gravemente afectados de La Cartuja, con 20 usuarios, y la de adultos de La Marquesa, con 37, con el objetivo de dar la “máxima seguridad”.

Se han quedado todos. Las familias tienen que hacer ese sacrificio y continuar confiando"

En ambas dependencias, “empezamos a hacer protocolo desde que tosió el primer chino”, señala la gerente de Afanas, Gema Fernández, que reconoce que han preferido adelantarse y organizarse “al máximo” abasteciéndose de material de protección y geles “por si las cosas se ponían feas”, e imponiendo una rutina llena de contenidos y en contacto “todo el tiempo” con las familias a través de WhatsApp, Facebook, llamadas y videollamadas. Aunque suspendieron las visitas “con mucha pena” porque “somos una empresa de personas, echamos mucho de menos a la gente y sabemos que nos echan de menos”, la gerente también agradece el voto de confianza de las familias. “Podrían llevárselos a casa, pero en el momento que toman esa decisión, no pueden retornar”.

 

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Ninguna ha optado por esa medida. “Se han quedado todos. Tienen que hacer ese sacrificio y continuar confiando”, recalca, tras admitir que los usuarios “lo están llevando mejor de lo que pensamos”, especialmente en el caso de los más afectados. “Esperábamos problemas conductuales, alteraciones de sueño, apetito, y qué va...”, apunta, resaltando también la edad de este colectivo, dado que todos pasan los 40 y superan la franja de los 60 incluso.  Eso sí, algunos echan en falta un contacto más cercano de los empleados, obligados a guardar las distancias de seguridad. “Ellos manifiestan su extrañeza, y les preguntan por qué no entran, que si ya no les quieren...”, indica.

Una vez vuelva la normalidad, tendrán que restaurar  los lazos. Pese a todo, como recalca, lo llevan bien. En la residencia de adultos “han respondido de maravilla, intentan mantener las distancias de seguridad, comprenden la situación.  En este caso, el personal del centro “es su punto de alegría”, además de la actividad diaria. “Ellos están acostumbrados a salir a la calle, a los centros comerciales, y el verse sin salir de sopetón... pero hemos dado más contenido, con talleres, hemos cambiado la rutina desde el principio, haciendo ejercicio físico, montando un cine...”.  

La gerente también tiene claro que detrás de esta “normalidad” en medio de esta situación excepcional está el “esfuerzo” de la plantilla y su “responsabilidad” a la hora de extremar las medidas de precaución. “Son el único contacto con el exterior”, subraya.  

En Aspanido no paran

El ritmo del centro de Down Jerez Aspanido es frenético de lunes a viernes, con todo tipo de actividades encaminadas a la formación y el empleo y talleres diversos, además del deporte y el club de ocio. Con esta programación tan intensa, en el centro estaban preocupados cuando tuvieron que cerrar. Pero tras la incertidumbre de los primeros días, cada jornada respiran más tranquilos tras ver cómo se han adaptado. Su respuesta no ha podido ser más positiva y el perfil de Aspanido da cuenta de la rutina de muchos de ellos dando recitales de guitarra, cocinando e incluso haciendo las tareas del hogar con una premisa clara: "Quédate en casa". Son poco más de 60 personas, de todas las edades, desde tres años, la edad de la benjamina a los 40. 

“La junta directiva se reunió de urgencia y decidieron cerrar el centro para no correr riesgos”, explica José Luis Baños, responsable de comunicación. No hay que perder de vista que también son grupo de riesgo, dado que suelen tener problemas respiratorios y algunos están operados del corazón. Desde entonces, compensan estas circunstancias con un ajetreado programa de actividades en casa que Aspanido traslada a las familias a través de su plataforma on line con ejercicios personalizados y atención con servicio de Skype con psicóloga de forma privada.

También a diario tienen la posibilidad de entrar en un grupo de Skype  que está moderado por un miembro del equipo de trabajo del centro para seguir el contacto con los compañeros. Además, Aspanido está en permanente comunicación con las familias y tienen un teléfono de urgencia por si en un momento dado están agobiados de estar en casa y necesitan contactar con la psicóloga. El piso de formación que compartían cuatro chicos con un tutor también ha cerrado.    

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