Poco antes de que se decretara el estado de alarma, las taquillas de los teatros ya habían confirmado la cancelación de los espectáculos previstos para el mes de marzo a causa de la epidemia de coronavirus: el hecho de tener que viajar desde Madrid a la provincia de Cádiz para la representación de los espectáculos ya lo hacían desaconsejable. Después vino la suspensión de las salidas procesionales de Semana Santa que, unida a la orden de confinamiento, fue como el soplo en la base de un castillo de naipes o el leve toque a la primera pieza de un mosaico compuesto por fichas de dominó. Todo lo que tenía que ver con fiestas y eventos culturales abiertos al público se ha venido abajo, víctimas todos ellos del daño cotalteral de una crisis sanitaria de la que aún se desconoce su fecha exacta de finalización. Por ahora podría bastarnos con una fecha de progresiva “vuelta a la normalidad”, pero ni aún así hay certezas de que esa “normalidad” implique la reactivación de una agenda plagada de ferias, festivales musicales, cursos, competiciones deportivas y, por supuesto, la gran motorada de mayo, que deja asimismo en el aire un impacto económico de más de 30 millones de euros en un solo fin de semana en la provincia.
Hasta ahora, salvo los casos de Chiclana, que ya ha suspendido definitivamente su Feria de San Antonio, y Vejer, que ha cancelado su popular Noche de las Velas, la decisión más extendida ha pasado por el aplazamiento de los eventos dentro del mismo año o de cara ya a 2021, aunque, por ahora, solo concede la opción de ganar algo de tiempo, como si se tratase de una prórroga con la que burlar la amenaza de la suspensión definitiva, y que vendrá dictada tanto por los intereses económicos como por las nuevas reglas de participación social.
Así, y pese a que el Ayuntamiento de Jerez anunciara al comienzo del estado de alarma que había llegado a un acuerdo con Dorna para aplazar la celebración de la prueba del Mundial de Motociclismo hasta otra fecha del año, el CEO de la propia organización, Carmelo Ezpeleta, ya admitía esta misma semana que se están planteando la suspensión de la competición durante este 2020.
En Jerez, asimismo, ya se ha aplazado el Festival Intramuros, previsto para marzo, y el Primavera Trompetera, que ha fijado sus nuevas fechas para los días 18, 19 y 20 de junio, mientras que Vinoble, anunciado para final de mayo, se ha pospuesto ya definitivamente hasta la primavera del año próximo. La Feria del Caballo, por su parte, pasa de mayo a octubre, del 10 al 17, para aprovechar el lunes 12 de octubre, fiesta a nivel nacional. Y todo ello pendiente de que el Gobierno establezca la posibilidad de desarrollar eventos multitudinarias en fechas próximas.
En El Puerto, por ejemplo, los organizadores del Monkey Weekend, previsto para el 12 y 13 de junio, trabajan en un posible cambio de fechas, mientras que el Puro Latino Fest, confía en mantener las suyas, del 30 de julio al 1 de agosto. No son las únicas citas afectadas por el impacto del Covid 19. El Ayuntamiento ya ha confirmado el aplazamiento de la Feria del Vino Fino de mayo a septiembre u octubre, así como el traslado a 2021 del Campeonato de Europa de Catamarán.
Además del Mundial de Motos y del citado campeonato marítimo, el otro gran evento deportivo de la temporada que ya ha sido aplazado es el Andalucía Masters de Golf en Valderrama, del que aún se desconoce la nueva fecha.
En Cádiz también han pasado a 2021 las nuevas ediciones de Cádiz en Danza y del Festival Internacional de Títeres, mientras que la Feria del Libro se ha trasladado al otoño. Los cursos de verano de la UCA, por su parte, también se han aplazado a la espera de nueva fecha.
Pero, sin duda, los municipios que más van a sufrir este periodo de confinamiento son aquellos que, además de la pérdida del atractivo turístico de su Semana Santa, van a padecer la suspensión o aplazamiento de sus ferias de primavera, cuyo calendario debía inaugurar Vejer a finales de abril. Como en su caso se encuentran igualmente los municipios de Rota, Castellar, Los Barrios, Sanlúcar y Puerto Real, que deberán decidir entre buscar otra fecha alternativa en la segunda mitad del año o sucumbir a esta epidemia de cancelaciones.