El tiempo en: Vejer

La tribuna de Viva Sevilla

El fraude en la Universidad

La impostura y el argumento de autoridad se encuentra muy extendida y alcanza a todos los campos de la actividad humana, incluido aquel al que consideramos el ejemplo de la racionalidad y la objetividad: la ciencia y, por ser su lugar natural, la universidad.

En mi libro “El abuso de influencia” (Editorial Almuzara) describo la improcedente persuasión que un individuo puede llevar a cabo hacia otro, en virtud de la relación establecida entre ellos, basada en la confianza y credibilidad, que provoca que éste tome decisiones en beneficio de aquél.

En una sociedad envejecida, en donde según el Censo de Población y Viviendas del Instituto Nacional de Estadística actual destacan casi dos millones formados por una sola persona sola de más de 65 años, esto comienza a ser un problema al que debemos prestar cada vez más atención.
En la vida diaria nos encontramos el ejemplo del anciano a cuya casa llega un extraño que, haciéndose pasar por instalador de gas, cobra por un servicio que aquél no ha pedido una suma habitualmente excesiva y siempre injustificada.


En las finanzas ejemplos como los recientes fraudes en las cuentas de Gowex o Pescanova describen esta misma práctica, salpicando a las más altas instituciones. En el caso de la empresa de WIFI gratuito la estafa alcanzó al propio Gobierno de España que, a través del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), concedió a la empresa el premio Start-ex en la celebración del "Foro Global España 2014", galardón que se ha visto obligado a retirar tras el descubrimiento.


La ingeniería financiera, en manos de personas que controlan las estrategias de la manipulación y el engaño con habilidad y desparpajo, es otro de los escenarios de abuso de influencia que se ha comenzado a hacer habitual y, como acabamos de ver, de esto no se libran ni estados ni los mayores especialistas en imagen, publicidad y ventas.


La salida a la palestra de figuras políticas cuyo currículum apenas alcanza otros escenarios que sus clases universitarias, sobre las que basan sus respetabilidad y la supuesta autoridad de sus argumentos, no nos debe hacer olvidar que la impostura y el argumento de autoridad - falacia consiste en defender algo como verdadero porque quien es citado en el argumento se considera una autoridad en la materia- se encuentra muy extendida y alcanza a todos los campos de la actividad humana, incluido aquel al que consideramos el ejemplo de la racionalidad y la objetividad: la ciencia y, por ser su lugar natural, la universidad.


En 1996 Alan D. Sokal, profesor de Física y Matemáticas en Nueva York y Londres, con intención de demostrar que las ciencias sociales en muchas ocasiones no se apoyan en razonamientos claros ni comprobados, remitió un artículo  de título rimbombante -Transgredir los límites: Hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica- y contenido confuso, sin sentido y lleno de palabrería inconexa, que fue aceptado y publicado por la revista Social Text y recibió varias críticas positivas de otros colegas.


Veinticinco años antes, el experimento de Naftulin, Ware y Frank A. Donnelly que valoró lo que actualmente conocemos como Efecto Doctor Fox, ya había puesto de manifiesto el poder de la impostura, incluso frente a un auditorio considerado autoridad en la materia tratada.


Los citados investigadores utilizaron a un actor profesional con apariencia distinguida y expresión de autoridad, al que entrenaron para dar una conferencia en una Facultad de Medicina de California sobre la aplicación de las matemáticas a la conducta humana. Su auditorio estaría compuesto por profesionales muy cualificados relacionados con la materia.


El entrenamiento incluyó tanto la exposición, como la superación de un turno de preguntas y respuestas para las que el actor usaría neologismos, incongruencias, declaraciones contradictorias y con doble sentido, junto con el humor y referencias a otros temas sin ninguna relación con el de la disertación. Los asistentes no sólo dieron una alta puntuación a su seductora exposición, sino que además la calificaron de brillante y muy interesante en sus postulados principales.


En una época donde la lectura y el análisis es superficial y no se concede un mínimo de tiempo al contraste, la impostura parece haber encontrado su entorno natural en todas las áreas de la vida. Algo que no debemos olvidar nunca.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN