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La tribuna de Viva Sevilla

¿Qué hacer con la calle Imagen?

Todo el Conjunto Histórico de Sevilla es un Bien de Interés Cultural (BIC). Aun maltratado durante los años de postguerra, sigue teniendo un extraordinario valor histórico y cultural, sobre todo por sus monumentos y su arquitectura regionalista, no por aquella moderna.

La Historia, tanto como el tiempo, es un flujo continuo pero cada período está marcado por los hechos y sus protagonistas. El hombre es él y sus circunstancias, dijo Ortega. Una sociedad no se explica fuera de su contexto. Tampoco la ciudad. El contexto para la arquitectura es el entorno (contiguo) próximo y lejano. Indispensable, aunque los arquitectos contemporáneos lo rehúyan y los modernos que asumieron la Carta de Atenas como evangelio lo hubiesen obviado.

En 1923 dijeron “la calle ha muerto” (preponderancia del peatón) para dar paso a la vía (preponderancia del  vehículo motorizado) delimitada por el bloque aislado, repetitivo, desorientador. Surgió otra ciudad. Desde entonces, conforme se aleja de la ciudad tradicional, cada vez es más fea, más des-acogedora, dispersa, depredadora, despilfarradora. Todo lo contrario al centro histórico. Por ejemplo, el de Sevilla.


Si se toman en cuenta estas consideraciones será más fácil explicar y comprender la calle Imagen (espacio público) de Sevilla y su arquitectura (espacio privado) o sea, la forma como durante la dictadura de Franco (contexto histórico) se inter-relacionaban e inter-actuaban lo público y lo privado.


En esos años, la ciudad se materializaba más como producto de la voluntad del régimen que como opción para construir ciudadanía. Guardando las proporciones, cosa similar sucedió en la Roma de Mussolini, en la Múnich o en la Núremberg de Hitler. Franco no ordenó  abrir la calle Imagen para dar continuidad a la calle Laraña, ensanchada a principios del siglo pasado; le bastó confiar en el Alcalde Marqués de Contadero en 1955. Hizo lo que aquel permitía. Sevilla, como el tiempo, continuó.


Se empezó a edificar por el edifico de Seguros Caser en la fachada sur de la calle. Junto con el edificio del Colegio de Arquitectos, buenos ejemplos de la arquitectura de las décadas de los sesenta y ochenta, todo lo contrario de aquel que está en la esquina diagonal opuesta, prepotente, poco imaginativo vecino de la Iglesia de San Pedro.


Todo el Conjunto Histórico de Sevilla es un Bien de Interés Cultural (BIC). Aun maltratado durante los años de postguerra, sigue teniendo un extraordinario valor histórico y cultural, sobre todo por sus  monumentos y su arquitectura regionalista, no por aquella moderna que alteró numerosas manzanas tradicionales y con ello el sutil tejido urbano histórico, estimuló la especulación inmobiliaria y rompió el moderado diálogo con las pre-existencias debido a la implantación de numerosas estridencias arquitectónicas.


La modernidad de la arquitectura no depende de la edad ni de su funcionalidad sino de su aporte significativo, sensorial y, sobre todo, para ser protegida requiere merecer de manera imprescindible un reconocimiento indiscriminado de la sociedad o al menos unánime de los especialistas e, incluso, no precisamente por su valor excepcional, sino como aceptación de un ejemplo erróneo del pasado para no volver a cometerlo. Algo de esto quizá se pueda aplicar a la calle Imagen, testimonio de una forma agresiva de intervenir en los centros históricos, pues en esos años todavía no se había asumido la importancia de protegerlos.


Si la Gerencia de Urbanismo antes de convertir en Ordenanza la propuesta de sus asesores hubiese abierto un diálogo con los ciudadanos, la opinión pública se habría pronunciado y enriquecido.


¿Qué hacer con la calle Imagen? Dejarla tranquila, porque nadie ha intentado alterar su arquitectura. Otra cosa sería ordenarla para mejorar su imagen urbana: señalética, accesorios,  muebles urbanos, iluminación, limpieza, etcétera.

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