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La tribuna de Viva Sevilla

Conservar nuestros edificios

La rehabilitación es un factor clave en la revitalización de la ciudad y en el camino de la sostenibilidad que afronte el desarrollo económico, la cohesión, la relación de vecindad, la solidaridad intergeneracional y las consecuencias de los profundos cambios sociales, culturales y demográficos.

Es conveniente reconocer que las ciudades presentan entornos urbanos (centros históricos, barrios periféricos, urbanizaciones, etc.) con importantes deficiencias funcionales, con problemas sociales y ambientales, y con edificios y viviendas de baja calidad y servicios insuficientes.

Fomentar, pues, la rehabilitación ha venido siendo un objetivo de largo alcance y que nada tiene que ver con la especulación inmobiliaria. Rehabilitar significa priorizar por encima de todo el derecho a la vivienda digna mediante una actuación decidida sobre el parque inmobiliario construido, dando respuesta a las necesidades reales de las personas del modo más eficiente, tanto financiera como medioambientalmente.

Porque es notorio cómo, a pesar de la producción masiva de viviendas de nueva construcción realizada hace unos años, no se ha conseguido satisfacer las demandas de vivienda digna y asequible de amplios sectores de la población.


Si comparamos la situación de la rehabilitación y del mantenimiento de edificios entre los países adelantados de Europa y el nuestro, vemos cómo en España esta actividad ha continuado resultando marginal en las últimas décadas. Los datos hablan por sí mismos, mientras que son muchos los países europeos donde el peso de la rehabilitación residencial ha superado con creces al de la obra nueva, en nuestro país estábamos por debajo del 10 % en los años 80 y aun avanzando nunca hemos superado el 30% de rehabilitación respecto a la obra nueva, porque si bien se ha incrementado la rehabilitación de edificios, se han construido muchas más viviendas adosadas...Concretamente en la primera década de este siglo XXI, por cada vivienda rehabilitada se han construido dieciséis de nueva planta.


La rehabilitación y mantenimiento de los edificios se ha demostrado en los países de nuestro entorno como un motor de la economía local y bien arraigada a la ciudad, al pueblo y al barrio, gracias a su capacidad de dinamización de la actividad de proximidad.

También es un sector intensivo en mano de obra, lo que comporta la generación de muchos más sitios de trabajo que otros espacios laborales (la relación con la obra nueva es de 1,5). Otra de las virtudes de la rehabilitación y el mantenimiento es que se trata de un campo muy equilibrado y poco sensible a los efectos fluctuantes del mercado de la nueva construcción, muy vulnerable a la acción especulativa. En resumen, la conservación de los edificios representa además una nueva manera de entender el desarrollo económico y social.


El hecho de que la rehabilitación y el mantenimiento sean actividades intensivas en la aplicación de mano de obra las hace especialmente atractivas para la creación de empleo. Asimismo, la incorporación de los parámetros medioambientales y de eficiencia energética en los edificios existentes nos introduce en todo el gran campo de futuro inmediato como son los conocidos como "empleos verdes".

No podemos olvidar que esta “ocupación verde” requiere de personal especializado, y en consecuencia, tanto desde las universidades y colegios profesionales como desde las empresas constructoras se debe hacer un importante esfuerzo para poder disponer de un buen abanico de especialistas en el sector medioambiental.


La rehabilitación, desde una escala urbana, es un factor clave en la revitalización de la ciudad y en el camino de la sostenibilidad que, más allá de los aspectos físicos y medioambientales comentados, afronte el desarrollo económico, la cohesión social, la relación de vecindad, la solidaridad intergeneracional y de género, y las consecuencias de los profundos cambios sociales, culturales y demográficos recientes, consolidando un modelo de ciudad compacta y diversa.


Finalmente, consideramos que el conjunto de la sociedad y sus diferentes actores deben implicarse en la necesaria regeneración urbana de las ciudades y su puesta al día. Hay por ello que explicar los beneficios sociales, económicos y colectivos de estas operaciones y favorecer la cultura de la regeneración urbana, de la rehabilitación y del mantenimiento como un valor importante para la mejora de la calidad de vida.

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