En estos días se estrena “La vida en llamas”, un documental con espectaculares imágenes sobre las brigadas forestales, que ha sido dirigido por Manuel H. Martín, onubense de nacimiento pero residente en Sevilla desde su época de estudiante. Además de haber dirigido el espléndido documental “30 años de oscuridad”, Manuel H. Martín es uno de los socios, junto a Olmo Figueredo, de la pujante productora sevillana La Claqueta, que tiene en cartera tres interesantes documentales, de los que se hablará en otro artículo.
Andalucía, y Sevilla en concreto, tiene una excelente cantera de directores de cine documental, un género en el que se pueden encontrar grandes trabajos. Prueba de ello es la última apuesta de Benito Zambrano, “Caballos locos”, en el que reflexiona sobre la crisis económica y sus terribles efectos.
No deja de ser una curiosa coincidencia que al menos haya tres sevillanos con trabajos sobre el cine en Andalucía. Paco Millán ha codirigido, junto al productor Pepe Flores, "Soledad Miranda, una flor en el desierto", que se estrenará en Sitges. Con este título se hace justicia a la actriz sevillana fallecida en un accidente de tráfico en Lisboa con sólo 27 años, cuando acababa de firmar un contrato que podía dar un importante impulso a su carrera.
Los otros dos títulos ponen el foco en el trabajo de los directores: Raúl Arteaga se centra sólo en la obra de Juan Bollaín mientras que Eduardo Trías ofrecerá un retrato sentimental de toda una generación (la que debutó en el cine a mediados de los 70) en “Rodar, rodar y rodar”. Seducido por la obra de Bollaín, de Arteaga disecciona en "Juan Sebastián Bollaín: la eficacia de la utopía" a un director dotado de una mirada personal que no tuvo la suerte merecida en sus películas. Los primeros trabajos de este autor quedarán recogidos en el documental de Trías, anterior director del Festival de cine iberoamericano de Huelva.
Esta película comienza con Claudio Guerin, un cineasta sevillano llamado a ser muy relevante en el panorama nacional si no hubiera sido por su trágica muerte en un rodaje. Otros autores fallecidos que serán recordados son Fernando Ruiz, Miguel Alcobendas, Luis Mamerto López Tapia y Roberto Fandiño. Junto a ellos aparece un nombre fundamental en el cine documental en Andalucía, Nonio Parejo, que ha terminado recientemente “Jerez, Xeres, Sherry” y prepara “El revoloteo de la mosca”, una original propuesta histórica con Queipo de Llano como protagonista.
Con un estilo muy personal, Óscar Clemente es otro documentalista imprescindible. Premiado, reconocido y elogiado fuera de nuestras fronteras, ha emprendido una línea de colaboración con la Universidad de Sevilla con una serie de piezas sobre el transporte. A diferencia de Clemente, Miguel Ángel Rosales se adentra en la historia con “Gurumbe, la musica olvidada”, en el que hablará de la amplia comunidad de andaluces de origen africano que hubo desde el siglo XVI y su posterior aportación al flamenco.
“Negros” es el contundente título con el que los autores de “The extraordinary tale”, José F. Ortuño y Laura Alvea, dejarán de lado la ficción para hacer una incursión en el cine documental, camino que ya emprendió Pepa Álvarez hace muchos años. Tras “María sin fronteras”, un homenaje a su sobrina, cooperante fallecida en África, Pepa Álvarez prepara “La bicicleta de John Kerry”, sobre la Base de Morón, tan cercana a su localidad natal, Arahal.
En este recorrido por el documental sevillano no puede faltar el trianero José Miguel García, que sigue con su fulgurante carrera en Asia, con premios en Houston y producciones para National Geographic, pero también con muchas ganas de que salga adelante un proyecto en Andalucía para poder volver a Sevilla.
Los que, de momento, no tienen ningún documental en cartera son cuatro excelentes autores, los sevillanos Sebastián Talavera, José Luis Tirado, Lucina Gil y Paola García Costas, con lo que se confirma el magnífico porvenir que tiene este género en Andalucía.