Se estrena como adjunto a la Presidencia del Consejo General de la Abogacía Española. El decano del Colegio de Abogados de Málaga, Francisco Javier Lara, afronta un año cargado de nuevas responsabilidades, retos, pero con alguna que otra victoria a su espalda.
Han sido protagonistas en los últimos días, después de ganar una sentencia en el reparto de la asistencia jurídica gratuita.
–Esta sentencia supone un antes y un después porque la Agencia Andaluza de la Competencia se había propuesto modificar las normas de justicia gratuita de tal forma que a un malagueño se le podía designar un abogado de oficio de cualquier punto de España. La abogacía no puede plegarse a ningún poder del Estado, debemos defender la legalidad. Nos plantamos porque implica romper el derecho de defensa y nos sancionaron con casi 100 mil euros. Decidimos pelear por aquello que era justo y ahora nos han dado la razón. Estamos muy satisfechos.
El Colegio de Abogados de Málaga es abanderado de muchas causas, ¿están marcando el camino a otros?
–Sin duda, lo hicimos con la Agencia Tributaria cuando empezaron de forma masiva e indiscriminada a investigar a los colegiados fuera de la ley. Málaga fue el único que se negó y ganamos también. Tengo el honor de presidir una Junta de Gobierno muy valiente dispuesta a darlo todo.
Sin duda, la defensa de la justicia gratuita les hizo convertirse en referencia.
–Sentimos y padecemos cómo funciona el turno de oficio. Era absolutamente necesario dignificarla. Conseguimos el pago puntual, algo histórico. Ahora empezamos una nueva lucha para actualizar las cuantías que, en muchas ocasiones, son irrisorias y desfasadas. Me consta que la Junta pretende reducirlas y, desde luego, con Málaga va a chocar, esa va a ser nuestra principal prioridad en 2016, es lo que más me quita el sueño. No vamos a permitir que nos paguen aún peor a los abogados de oficio. Los años nos demuestran que lo que a un político le importa es la imagen. Como cuando 3.000 abogados togados salimos a protestar por las tasas.
La actividad del colegio se ha hecho más visible en este último año.
–Era hora de abrir ventanas, sacudir alfombras y cambiar la imagen que la ciudadanía tenía de los abogados, que son unos currantes más. Ahora estamos más presentes que nunca en la sociedad malagueña. Nos hemos puesto del lado del más débil: de las víctimas de malos tratos, los afectados por desahucios, los más necesitados... Cada vez que ha habido un conflicto, como el de Limasa, nos hemos ofrecido a intermediar de forma altruista. La abogacía no puede vivir solo en los despachos, para ganar dinero, debe estar implicada.
Como lo están con campañas como “Por un buen rollo” para fomentar la igualdad entre los jóvenes malagueños.
–La sociedad tiene que cambiar el chip porque hasta ahora se combatía la lacra de los malos tratos defendiendo a la víctima. Pero no podemos olvidar que hay que ir a la raíz del problema, a la educación, con los jóvenes, haciéndoles ver que no cabe control del móvil o callarte cuando a una amiga sufre violencia. Ahora en breve entregaremos los premios del concurso de Instagram.
Son muy beligerantes al denunciar que los juzgados en Málaga no funcionan al ritmo que deberían.
–Y lo mantenemos. Hace falta una reforma importante, de medios y personal. Hay juzgados que funcionan de una manera inexplicado con lo poco que tienen. Había que denunciar que no se pueden señalar juicios a la misma hora o con un intervalo de cinco minutos... Es inadmisible que quien te señala un juicio a las 9, aparezca a las 11 o te dejen esperando para ir a desayunar y no pidan ni disculpas. Algunos juzgados han tomado nota, no estaríamos diciendo muchas tonterías cuando se hace eco la propia Defensora del Pueblo. Hacen falta más juzgados de todo tipo y llevarlos a la provincia porque están saturados. La especialización debe llegar también a los jueces porque hay partidos judiciales importantes donde todavía llevan un divorcio con un delito de corrupción.
El futuro del colegio pasa por nuevas elecciones en octubre, ¿se va a volver a presentar?
–Son muchos los compañeros que insisten en que lo haga, que estos cuatro años se han hecho cortos. Me lo planteo seriamente, es muy probable.
