Exclusividad explosiva son las dos palabras que mejor sintetizan lo que se siente al ver y conducir el nuevo Jaguar F-Pace Special Edition, el primer SUV que fabrica la marca británica y que lo define como un crossover deportivo.
El reto era grande: conjugar deportividad con el diseño británico que exhiben sus últimos modelos. A la pregunta de si lo ha conseguido la respuesta es: claramente sí.
El F-Pace probado está equipado con el motor diésel V6 de 300 CV (a 4.000 rpm) que cuenta con un doble turbo en paralelo. El par máximo del motor es nada menos que de 700 Nm a 2.000 rpm y la aceleración de 0 a 100 km/h la consigue en 6,2 segundos.
Estos datos ya dan pistas de que podría tratarse de un deportivo, lo que, una vez que se conduce, se confirma sin ningún tipo de dudas.
Empuja con fuerza desde abajo y con todo bajo control, gracias a los numerosos asistentes a la conducción en su haber. No hay zonas en las que el motor decaiga y, siempre que se exige, tiene una respuesta contundente que, a veces, es hasta explosiva.
A ello contribuye la caja automática ZF de 8 velocidades que es muy rápida en la gestión de las diferentes relaciones, sin que haya resbalamientos en el paso de una marcha a otra. Viene con levas en el volante para los que quieren gobernar completamente el coche y no dejarlo al libre albedrío de la electrónica.
Para los que no hayan conducido un Jaguar o Land Rover con caja automática, decirles que la palanca se ha cambiado por una rueda que emerge, que es muy sencilla de manipular y muy cómoda para verificar si colocamos la P de parking o la D de directa.
Es aconsejable evitar ser brusco con el acelerador, salvo que sea en una maniobra de adelantamiento o se quiera sacar todo el rendimiento posible a este SUV, para evitar continuos movimientos de la cabeza del pasaje hacia delante y hacia detrás por efecto de la velocidad. No es que lleguen a pegar la espalda al respaldo y no puedan moverse...pero casi.
Desarrollados inicialmente para el F-TYPE AWD, el F-Pace cuenta con los últimos avances de la marca: Intelligent Driveline Dynamic (IDD) -que transfiere fuerza de la propulsión trasera a las ruedas delanteras para una mejor tracción-, o sistema Adaptive Surface Response (ASR), desarrollado y patentado por Land Rover para que la electrónica detecte los distintos tipos de terreno por los que se circula y optimice la tracción.
Todo este arsenal tecnológico que facilita enormemente el circular por campo o pistas rotas -el precio desaconseja mayores aventuras- no casa con los neumáticos 225/60 que monta en llanta de 22 pulgadas.
Por tanto, su hábitat natural, a pesar de tratarse de un SUV, es el asfalto en todas sus variantes y sin que suponga un impedimento el tamaño (mide de largo 4,73 metros) o el peso (1.884 kilogramos).
En ciudad sus medidas no son un inconveniente para moverse con soltura y la asistencia eléctrica de la dirección facilita las maniobras en parado.
Fuera de la metrópoli, las largas rectas se hacen cortas para este rutero empedernido al que hay que controlar para que no exceda los límites de velocidad. Es tal el confort y el aplomo que transmite que parece que se ruede siempre en el entorno de los 120 km/h, cuando puede que no sea así.
En los puertos de montaña también rinde un comportamiento neutro, salvo que la zona, además de revirada, tenga un pavimento en mal estado en el que los baches o los resaltes se noten más y provoquen rebotes en la dirección y la suspensión del vehículo.
En el comportamiento neutro que exhibe y en la agilidad y dinámica sobresaliente de la que goza también influyen la mezcla de aluminio y aleaciones de aceros que se han empleado para crear la estructura del vehículo.
La marca británica asegura que tiene un 80 % más de aluminio que la competencia por la Arquitectura de Aluminio Ligero que se ha empleado para su fabricación -es el tercer modelo de Jaguar que se beneficia de ella-.
Esto no ha supuesto perder rigidez torsional, ya que coincide con la de los nuevos XF. En materia de seguridad se han reforzado los pilares B del coche para mitigar los efectos de impactos laterales
El sonido del motor llega al interior con un ronroneo deportivo que no es molesto y que recuerda al conductor el importante despliegue de caballos escondido bajo el capó. El buen trabajo de insonorización es el culpable.
El interior está en consonancia con el exterior y el lujo y la deportividad son las notas dominantes.
La posición del conductor es ergonómica y todo queda al alcance de la mano, aunque la situación de los mandos de los elevalunas eléctricos, en la moldura de la ventanilla, no es la más cómoda.
En el exterior, el F-Pace exhibe un diseño agresivo y dinámico que hace girar las cabezas a su paso.
Destacan sobre todo, en la parte delantera, las amplias entradas de aire que hay para refrigerar el motor y los frenos, que contrastan con los delgados y casi horizontales faros.
En la vista lateral, las llantas de aleación, las branquias delanteras y el alerón posterior son los elementos que más sobresalen.
En la zaga el protector de bajos, las dos colas de escape y los estrechos y alargados faros son los que dan una imagen corpulenta y musculada a este SUV.
Este todocamino, con 4,73 metros, guarda unas proporciones que hacen algo más compleja su comparación con otros modelos de la competencia.
Motor
Exclusividad explosiva
Jaguar ha tardado en incorporar un SUV a su gama, pero la espera ha merecido la pena y no ha dejado nada al azar en el F-PACE.
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