La rusa Svetlana Astrajántseva, directora de la organización de derechos humanos más antigua de este país, el Grupo Helsinki de Moscú, actualmente perseguido por la Justicia rusa, aseguró a Efe que, desde el inicio de la campaña militar en Ucrania, "los rusos no tienen derechos civiles ni políticos".
"Yo diría que en Moscú no hay derechos humanos, al menos cuando la gente intenta defender sus derechos civiles y políticos. No los hay. Eso sí, no sabemos todo lo que pasa en otras partes de Rusia", comentó durante una entrevista en la oficina del Grupo Helsinki de Moscú (GHM), fundado en tiempos de la URSS (1976).
El Tribunal Urbano de Moscú inicia mañana, miércoles, un proceso judicial contra el GHM, cuya liquidación es exigida por el Ministerio de Justicia, que ha lanzado en los últimos meses una campaña de aniquilación de la sociedad civil en Rusia.
CENSURA MILITAR
"¿Qué es lo que ha cambiado desde el 24 de febrero de 2022? En los últimos once meses se ha impuesto una dura censura militar, una censura total", señaló.
En su opinión, "hace mucho tiempo" que en Rusia no hay libertad "como se entiende en los países democráticos", es decir, libertad de expresión y de prensa, imperio de la ley, transparencia judicial y difusión de información, pero la situación se ha agravado.
"Ahora, cada ruso entiende qué puede decir y qué es mejor no decir. Eso es lo que ha cambiado", señaló.
Astrajántseva, que sustituyó en el cargo a la conocida como "conciencia de Rusia", la fallecida Ludmila Alexéyeva, recuerda que su antecesora solía decir, cuando los derechos humanos estaban en boga, que "el porcentaje de éxito era del 10 %".
"Ahora, el porcentaje de éxito es nulo. Bueno, en el mejor de los casos, del 0,1 %. Mientras, el porcentaje de fracaso es del 99,9 %", asegura.
REPRESIÓN Y GUERRA
La activista ve "una relación directa entre los derechos humanos y la seguridad global". "Esta guerra es una consecuencia directa de la ignorancia y represión de todos los derechos humanos en nuestro país", afirma.
Lamenta que "los rusos hayan olvidado las lecciones de la Segunda Guerra Mundial".
"Los rusos tienen una mentalidad imperial. En teoría, Rusia es una federación, pero nadie sabe qué es esto. Con (la anexión en 2014 de la península ucraniana de) Crimea ya quedó claro. Lo normal es recuperar territorios, pero el derecho internacional no interesa", afirmó.
Como excusa, admite que los rusos "están demasiado ocupados sobreviviendo" para preocuparse por los derechos humanos y poner en duda la incorporación de cuatro regiones de otro país.
"Los rusos deben aprender que el mundo debe ser humano y que hay que respetar a la gente", destaca.
PUTIN, DEFORMACIÓN PROFESIONAL
La activista considera que el presidente ruso, Vladímir Putin, conoce "muy bien", como jurista de formación, "todas las declaraciones y convenciones internacionales".
"Él sabe lo que son y cómo funcionan. Lo que pasa es que no tiene una vocación de defensa de los derechos humanos y no es su prioridad como presidente. Lo estamos viendo", asegura.
Al mismo tiempo, acusa al Kremlin de intentar dificultar "lo más posible" la labor de las ONG y de querer monopolizar todas las facetas de la vida en el país.
"Nosotros representamos una agenda alternativa. El poder ya no nos considera necesarios. Los rusos deben apoyar ahora completamente lo que hace el Estado. Apoyar la política interior y exterior, te guste o no. Y decir que todo va bien", subrayó.
Por ello, las ONG, que "se oponen al poder, ya que protegen a la gente común y corriente, son un factor irritante que debe ser ignorado", dijo.
Astrajántseva considera que el Consejo de Derechos Humanos adscrito al Kremlin es una "profanación" desde que en 2019 fueran expulsados la mayoría de activistas por defender a los detenidos durante las protestas antigubernamentales o por oponerse a la actual "operación militar especial".
"Ahora se ha convertido en una organización estéril, inútil. Los pocos activistas que quedan apenas tienen voz y voto", dijo.
TOTALITARISMO HÍBRIDO
La directora del GHM considera que Rusia "tiene todo lo que existe en un Estado policial", pero que eso no significa que haya que renunciar a la defensa de los derechos humanos.
"Si la guerra en Ucrania es híbrida, entonces también vivimos bajo un totalitarismo híbrido", subraya.
Con todo, agrega, "es importante recordar a la gente que tiene derechos". "El presidente, los órganos estatales, todos los funcionarios deben entender que violan los derechos de las ciudadanos garantizados por la Constitución", asegura.
Aunque se nieguen a modificar su política, precisa, "tarde o temprano tendrán al menos que reconocer que infringieron de manera intencionada" la dignidad y los derechos básicos de los rusos.