El primer ministro de Libia, Ali Zeidan, ha tildado este domingo de "terroristas" a los responsables de su breve secuestro el jueves, miembros de la Sala de los Revolucionarios Libios, un antiguo grupo rebelde que colabora con el Ministerio de Interior para mantener la seguridad en la capital del país árabe.
Zeidan ha indicado que la brigada planificó su secuestro junto a varios congresistas con el objetivo de derrocarle, al tiempo que ha acusado a la Sala de los Revolucionarios Libios de contradecirse tras reclamar la autoría del secuestro y después desmentirla.
"No podemos ignorar los hechos que tenemos en nuestras manos", ha agregado, durante una entrevista concedida a la cadena de televisión emiratí Al Arabiya. Durante la misma, ha dicho que en la operación participaron "no más de cuatro o cinco congresistas", al tiempo que ha subrayado que sus nombres serán revelados ante el Congreso "próximamente".
A pesar de que no ha dado más detalles, las palabras de Zeidan parecen apuntar al Partido Justicia y Construcción, vinculado a la organización islamista Hermanos Musulmanes, que ha liderado los esfuerzos para forzar su dimisión en los últimos meses.
La Sala de los Revolucionarios Libios ha asegurado que actuó "por orden de la Fiscalía". No obstante, el fiscal general, Abdelqader Radwan, ha negado que el Ministerio Público emitiera una orden de arresto contra Zeidan y ha advertido de que la detención del primer ministro constituye "un crimen", por lo que sus autores deben ser "castigados".
Además, el ex grupo rebelde ha explicado que secuestró a Zeidan por permitir que las fuerzas especiales de Estados Unidos capturaran al supuesto alto cargo de Al Qaeda Nazih al Raqi, alias Abu Anas al Libi, en territorio libio, y ha anunciado que seguirá persiguiendo a "todos" los que ayudaron a Washington en esta misión.
Libia vive una gran inestabilidad desde la caída del régimen de Muamar Gadafi, el 20 de octubre de 2011, debido, sobre todo, a la negativa de las milicias que ayudaron a derrocarle a entregar las armas y unirse a las fuerzas regulares.
Para hacer frente a esta situación, el nuevo Gobierno ha reconocido a algunas milicias --uniéndolas en la brigada Escudo de Libia y poniéndolas bajo la supervisión de los ministerios de Interior y Defensa--, pero otras siguen al margen de su autoridad.