Los precandidatos presidenciales demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders cruzaron hoy críticas y reproches en el más intenso y áspero debate de los nueve en los que han participado en su carrera hacia la Casa Blanca.
El debate, televisado por la cadena CNN y el canal NY1, fue el último antes de las elecciones internas del estado de Nueva York, el próximo martes, que son claves para definir las posiciones demócratas y republicanas con vistas a los comicios de noviembre.
Ya desde el comienzo, Clinton y Sanders decidieron lanzarse el uno contra el otro, a tono con las últimas diferencias que han surgido en los últimos días al calor de una fuerte rivalidad por ganar el apoyo de los demócratas de Nueva York.
"Este debate ha sido diferente porque se está poniendo nervioso el campo de Clinton", afirmó Sanders en declaraciones posteriores al hacer balance de su participación y la de la exsecretaria de Estado en las dos horas de discusiones sobre distintos temas.
Clinton tiene asegurado hasta ahora el apoyo de 1.307 delegados para la convención demócrata que elegirá al candidato presidencial del partido, frente a los 1.087 que tiene Sanders. Cualquiera de ellos necesita 2.383 delegados para asegurarse la victoria.
Los 291 delegados que están en juego en Nueva York representan el mayor número en un solo estado antes de que se vote el 7 de junio en California, donde se elegirán otros 546 delegados, por lo que las elecciones internas del martes son claves en ese proceso.
En el debate de hoy, Sanders y Clinton utilizaron argumentos ya tocados en otras intervenciones y en mítines recientes, pero lo hicieron con un tono muy intenso y con numerosas interrupciones por aplausos y algunos abucheos de quienes asistían al acto.
En el choque de ambos políticos, en un centro del distrito de Brooklyn, Clinton y Sanders recurrieron a gritos en varias ocasiones, en temas como el aumento del salario mínimo o la forma de aumentar los ingresos del Seguro Social.
Pero también surgieron asuntos de la agenda internacional, como la posición de Estados Unidos ante el conflicto sirio y, especialmente, la visión que Clinton y Sanders tienen en cuanto al apoyo que necesita Israel frente a los ataques palestinos.
Sanders, hijo de emigrantes judíos polacos y firme defensor de Israel, calificó como "desproporcionados" los ataques de Israel contra la franja de Gaza de hace casi dos años y que, recordó hoy, causaron la muerte de 1.500 palestinos y heridas a otros 10.000.
"Y lo dice alguien que es cien por cien pro Israel", insistió. "Deberíamos tratar a los palestinos con respeto y dignidad", recalcó Sanders, que ha sabido atraer durante su campaña las posiciones más izquierdistas del electorado estadounidense.
Clinton, en cambio, evitó responder directamente cuando se le preguntó si también pensaba que esa reacción israelí fue desproporcionada, y recordó que Israel es un país "que está en constante amenaza terrorista".
"Eso no significa que no se deben tomar precauciones" en la respuesta militar a esos ataques palestinos, dijo Clinton.
Ambos políticos recordaron sus respectivas votaciones en el Senado, Clinton representando a Nueva York y Sanders al estado de Vermont, en temas como el apoyo a la guerra en Irak o las restricciones a la venta de armas a particulares.
Sanders defendió la "revolución política" que viene promoviendo, dijo que se necesita "tener agallas" para adoptar posiciones radicales, y echó en cara a Clinton el apoyo que dice tener de las grandes corporaciones y del mundo financiero de Wall Street.
En uno de los intercambios de acusaciones, Sanders exigió a Clinton que diera a conocer la transcripción de un discurso privado que ofreció a directivos del grupo financiero Goldman Sachs para conocer las promesas que pudo hacer.
Y Clinton, como respuesta, dijo que lo haría cuando Sanders dé a conocer sus declaraciones de impuestos pasadas, algo que el senador de Vermont señaló que no lo había hecho por falta de tiempo, aunque prometió cumplir con ese paso desde este mismo viernes.
Sanders acusó a Clinton de fallar en sus "juicios" por el apoyo que dio para la guerra en Irak, el respaldo a acuerdos comerciales a los que se opone su rival y los "millones de dólares" que asegura ha recibido de las firmas financieras de Wall Street.
Esa calificación la utilizó después de echar en cara a Clinton durante un mitin reciente que la exsecretaria de Estado no estaba "calificada" para ser presidenta de EE.UU., algo que posteriormente corrigió y todavía trata de limar.
"Me han llamado muchas cosas en mi vida, pero esta es la primera vez que me llaman así", dijo Clinton refiriéndose a la supuesta falta de "calificación" que le atribuyó Sanders en ese mitin, un tema que fue traído a este debate.
Con este acto, Clinton y Sanders intentaron ampliar sus respectivos apoyos, teniendo en cuenta que el segundo ha ganado en siete de las últimas ocho pruebas electorales internas en distintos estados, aunque la primera sigue liderando la cuenta de delegados.