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La junta tailandesa, más cerca del totalitarismo en su 2º aniversario

Se aleja de materializar sus promesas de sanar la crisis política, extirpar la corrupción, reformar las instituciones y alcanzar la reconciliación nacional

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La junta militar que gobierna Tailandia cumplió hoy dos años más cerca del totalitarismo que de materializar sus promesas de sanar la crisis política, extirpar la corrupción, reformar las instituciones y alcanzar la reconciliación nacional.

El general Prayuth Chan-ocha, primer ministro y jefe del Consejo Nacional para la Paz y el Orden, el nombre oficial de la junta, ha celebrado este aniversario con autobombo, pero con menos partidarios en el bando civil que en 2014.

"Después de dos años de esperanza y expectación, está claro a estas alturas que Tailandia no está más cerca de la paz y la reconciliación que lo estaba antes del golpe", según el director del Instituto de Seguridad y Estudios Internacionales de la universidad tailandesa de Chulalongkorn, Thitinan Ponogsudhirak.

"Algunos de los que apoyaron en un principio el golpe opinan ahora que esta situación, en la que Tailandia se aisla internacionalmente mientras sufre la economía y persiste el malestar político, no es lo que esperaban", indicó Thitinan, uno de los que secundaron la intervención militar tras meses de manifestaciones antigubernamentales diarias.

La disidencia es numerosa, pero no tan pública como podría en un Estado de derecho porque "la pesadilla en la que el Gran Hermano vigila tus conversaciones privadas se está convirtiendo en una realidad", según el exsenador tailandés Jon Ungphakorn.

"Con el Consejo Nacional para la Paz y el Orden vamos camino de 1984 (la novela de George Orwell)", predijo Jon.

Desde que los generales se mudaron a la Casa del Gobierno, los tribunales militares han visto 1.629 casos y la junta ha convocado a 1.340 activistas, defensores de los derechos humanos y opositores, según datos de Human Right Watch.

El número de juicios por lesa majestad ha crecido de forma exponencial y ha llegado a los 59, con penas de hasta 60 años de prisión, como la que le impusieron al operador turístico Pongsak Sriboonpeng, en 2015 por unos comentarios sobre el rey Bhumibol Adulyadej que escribió en una red social, aunque la pena se redujo después a la mitad.

Es tal la situación que hasta los anteriores primeros ministros, Yingluck Shinawatra (2011-14), Abhisit Vejajiva (2008-11) y Thaksin Shinawatra (2011-06), cuya rivalidad agravó la crisis política tailandesa, coinciden en condenar a Prayuth.

"La gente sufre cada vez más con las dificultades económicas, la pobreza y los problemas sociales", dijo hoy Yingluck en las redes sociales y pidió a la junta que "devuelva la felicidad al pueblo retornándole su poder, sus derechos, su independencia y su libertad".

Según Abhisit, el actual Gobierno, pese a sus promesas, no ha conseguido reactivar la economía ni ha logrado la reconciliación política, mientras que para Thaksin los militares solo buscan perpetuarse y su propio provecho.

El producto interior bruto tailandés creció un 0,8 % el año del golpe, un 2,8 % al siguiente y el Banco Asiático de Desarrollo calcula que avanzará un 3 % el presente, por detrás de otras economías vecinas con las que competía, como Malasia, Filipinas o Indonesia.

El acuerdo de libre comercio que Tailandia busca con la Unión Europea podría ayudar, pero Bruselas se muestra reacio a negociar con un país que no respeta la democracia.

"Las negociaciones técnicas son posibles, si el referéndum conduce a la democracia", dijo esta semana el alemán Werner Langen, miembro del Parlamento europeo, durante una visita a Tailandia.

El plebiscito aludido es el que ha convocado el Gobierno el 7 de agosto próximo para votar la Constitución que proponen y cuyo texto ha sido rechazado, parcial o totalmente, por los principales partidos del país.

En caso de que se rechace la Carta Magna, que contempla un Senado elegido a dedo entre otras cosas, habrá que redactar una nueva y, en consecuencia, aplazar las elecciones previstas para 2017.

Esta Carta Magna es la segunda que se redacta desde el golpe, la primera ni siquiera superó, el pasado septiembre, el escrutinio del Consejo para la Reforma Nacional, elegido por la junta militar.

"Habiendo derrocado dos dictaduras militares desde la década de 1970, la sociedad civil tailandesa no va a aguantar indefinidamente al Consejo Nacional para la Paz y el Orden", advirtió Thitinan.

Tailandia ha sufrido 19 golpes o intentonas desde la caída de la monarquía absolutista en 1932.

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