La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, advirtió hoy a los diputados críticos en su partido de que expulsarla con una moción de confianza podría "frustrar" el "brexit" y que el acuerdo al que ha llegado con Bruselas es el único posible.
La jefa de Gobierno, embarcada en una campaña mediática para convencer a los británicos de que su pacto es la vía para cumplir con el resultado del referéndum de 2016, confirmó a la cadena Sky News que el Partido Conservador no ha recibido por ahora las peticiones necesarias para forzar un voto sobre su liderazgo.
"Un cambio de líder no haría las cosas más fáciles para este país, ni cambiaría la aritmética parlamentaria, sino que provocaría incertidumbre" y podría además retrasar o incluso hacer descarrilar el "brexit", dijo May.
En el tabloide "The Sun", la mandataria conservadora publicó hoy un artículo en el que asegura que no hay un plan alternativo al suyo sobre la mesa y que no existe "ningún enfoque distinto" que permita acordar mejores términos con Bruselas.
Resaltó además que el pacto que espera sellar en la cumbre comunitaria extraordinaria del próximo domingo da respuesta a una de las principales razones que llevaron al 51,9 % de los electores a votar por el "brexit": controlar las fronteras y la inmigración.
"Por primera vez en una generación, nosotros seremos los que decidiremos quién puede venir a este país y, lo que es más importantes, quién no puede venir", recalcó la jefa de Gobierno.
El descontento entre los "tories" mas euroescépticos con el borrador de acuerdo desvelado esta semana continúa, con todo, amenazando el futuro político de May.
Varios ministros de su Gobierno y más una veintena de diputados conservadores presionan para que regrese a la mesa de negociaciones y busque mayores concesiones por parte de la UE, en particular en lo referido al estatus de la frontera en Irlanda del Norte.
El pacto establece un mecanismo de seguridad por el cual el Reino Unido se mantendrá integrado en la unión aduanera comunitaria mientras no llegue a un pacto comercial definitivo con Bruselas, lo que aún puede tardar años, a fin de evitar una frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
Los euroescépticos quieren que Londres pueda retirarse de forma unilateral de ese mecanismo de seguridad, una opción que la Unión Europea ha descartado hasta ahora.
Dominic Raab, que dimitió esta semana como ministro del "Brexit", criticó a May por no haber logrado convencer a los 27 socios comunitarios restantes de que el Reino Unido estaba dispuesto a levantarse de la mesa y salir de la UE sin acuerdo si no aceptaban sus términos para la ruptura.
La líder conservadora en la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, instó también a May a regresar a Bruselas y reabrir las negociaciones, convencida de que se puede "hacer más" antes de la cumbre del 25 de noviembre.
Pese a sus críticas, tanto Raab como Leadsom subrayaron que respaldan a May como primera ministra.
La mandataria planea continuar conversando esta semana con los líderes europeos y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para cerrar los últimos "detalles" de la declaración política sobre la futura relación comercial entre ambos lados del canal de la Mancha, que acompañará al tratado de la salida británica de la UE.
El grueso de esa futura relación, sin embargo, no comenzará a debatirse hasta que el Reino Unido sea un país tercero para el bloque comunitario, a partir del 29 de marzo.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, sostuvo por su parte que la convocatoria de un segundo referéndum sobre la ruptura con la UE "no es una opción" ahora mismo, aunque no descartó que lo sea en el futuro.
Corbyn dijo que su partido votará en contra en el Parlamento del acuerdo al que ha llegado May y le instó también a volver a Bruselas para pedir mejores condiciones.
Su principal objetivo, argumentó, es forzar unas elecciones generales adelantadas, que podrían llegar si el Gobierno "dimite" o bien si la Cámara de los Comunes así lo decide con el voto de dos tercios de los diputados.