La reunión convocada por el Vaticano y la Secretaría General de la OEA para retomar las negociaciones en Nicaragua con el fin de superar la crisis que estalló hace más de un año fracasó este martes, por la falta de cumplimiento en los acuerdos alcanzados en materia de derechos y garantías ciudadanas.
La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que es la contraparte del Gobierno de Daniel Ortega en la negociación, supeditó volverse a reunir con el Ejecutivo hasta que este demuestre con hechos la voluntad que dice tener de cumplir con lo pactado en las conversaciones que se desarrollaron entre el 27 de febrero y el 3 de abril pasados.
"Como no ha habido cumplimiento por parte del Gobierno que demuestre, de buena fe y con voluntad política, que suscriben los acuerdos para cumplirlos, les hemos dicho a los señores testigos y garantes que no iríamos a la reunión de la mesa de negociación", explicó a periodistas el jefe negociador de la Alianza Cívica, el académico Carlos Tünnermann.
El nuncio apostólico en Nicaragua, Waldemar Stanislaw Sommertag, y el exministro de Defensa de Uruguay Luis Ángel Rosadilla, quienes participan como testigos y acompañantes del proceso en representación del Vaticano y de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), respectivamente, invitaron a las partes a retomar las conversaciones este martes.
La Alianza Cívica expuso ante Sommertag y Rosadilla que el Gobierno debe dar "pruebas de que va a cumplir con los acuerdos, (...) que nos dé garantía suficiente, un protocolo para las personas que sean liberadas (...) y que se comprometan a darle todas las garantías a los exiliados que decidan regresar al país".
El canciller nicaragüense, Denis Moncada, dijo a periodistas desde el campus del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), en el sur de Managua, donde fueron citados por los testigos y acompañantes y adonde no asistió la oposición, que acudieron a la cita "para cumplir con lo que hemos firmado".
También "para continuar logrando acuerdos con el mismo sentido estricto de responsabilidad de nuestro Gobierno, de cumplir lo que firmamos, de cumplir con lo que nos comprometemos de forma responsable", señaló.
Además, expresó la disposición del Ejecutivo de continuar en la mesa de negociación y seguir avanzando en los temas de justicia y democracia, en los que aún no han alcanzado consenso.
La delegación del Ejecutivo, indicó Moncada, espera "conversar, dialogar, buscar soluciones pacíficas, negociadas, soluciones que beneficien al pueblo de Nicaragua".
Por su lado, el influyente obispo nicaragüense Silvio Báez instó a la Alianza Cívica a "no ser flojos" en las negociaciones con el Gobierno.
"Yo lo que les he recomendado es: no rompan el diálogo, porque si no, les van a echar la culpa de que fueron ustedes los que no quisieron dialogar, pero tampoco deben ser flojos, deben exigirles, llegar y estar ahí, y hacer verdaderamente que escuchen la voluntad de la mayoría del pueblo de Nicaragua", dijo Báez, antes de partir a su nueva misión en el Vaticano.
Báez, un crítico del presidente Ortega, recomendó firmeza a la oposición porque conoce, según dijo, lo que es estar en una mesa de negociaciones con el Gobierno, dado que fue uno de los miembros del Episcopado que medió entre la Alianza y los representantes de Ortega en el fallido intento de diálogo nacional desarrollado entre mayo y julio de 2018.
"No es fácil estar en una mesa con una gente como la del Gobierno, que no tiene absolutamente ninguna voluntad de dialogar ni ceder nada, lo único que quieren es mantenerse en el poder indefinidamente", subrayó.
Desde el inicio de las negociaciones el 27 de febrero pasado, diversos sectores de la oposición han sostenido que el presidente Ortega utiliza las discusiones para ganar tiempo en el poder y neutralizar eventuales sanciones de la comunidad internacional.
El Ejecutivo y la Alianza Cívica culminaron el pasado 3 de abril la negociación para superar la crisis sin acuerdos en temas de justicia y democratización, aunque dejaron la puerta abierta para seguir las conversaciones.
Nicaragua sufre una grave crisis que ha dejado 325 muertos desde abril de 2018, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque algunos grupos elevan a 568 las víctimas mortales, mientras que el Ejecutivo solo reconoce 199 y denuncia un intento de golpe de Estado.