El Eduskunta (Parlamento finlandés) decidió este domingo prorrogar tres semanas más el cierre de los bares y restaurantes en buena parte del país nórdico, debido al agravamiento de la pandemia de covid-19 en las regiones más pobladas.
Los parlamentarios tomaron esta decisión en un pleno extraordinario convocado por el Gobierno, ya que este domingo concluía el periodo inicial de tres semanas aprobado el pasado 8 de marzo, días después de que decretase el estado de excepción.
El cierre de bares y restaurantes no afectará a las regiones con una situación epidemiológica más leve, aunque actualmente sólo cuatro de los 21 distritos hospitalarios de Finlandia tienen un índice tan bajo de contagios como para librarse de esta medida.
El país nórdico afronta su peor situación desde el inicio de la pandemia y registra una incidencia acumulada de 164,8 contagios por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, una cifra que se dispara hasta los 443,1 casos en la capital, Helsinki, aunque ha mejorado levemente en los últimos días.
Por ello, el Eduskunta está tramitando un proyecto de ley que impondrá por primera vez un confinamiento de la población y la obligatoriedad de usar mascarillas en el área metropolitana de Helsinki y la ciudad de Turku, las regiones con mayor incidencia del virus.
Esta ley prohibirá a los ciudadanos abandonar su domicilio sin un motivo justificado, aunque estará permitido, entre otras cosas, acudir al trabajo o a un centro educativo, comprar alimentos y fármacos, ir al médico, sacar a pasear al perro o desplazarse a la casa de verano.
También se permitirá que los niños jueguen en los parques infantiles y que los adultos salgan a pasear con alguien de su mismo domicilio o con un máximo de dos personas con las que no convivan.
Está previsto que la nueva ley entre en vigor después de Semana Santa, una vez reciba la aprobación parlamentaria, y tendrá efecto hasta el 14 de mayo, aunque deberá prorrogarse cada tres semanas.
Finlandia ha registrado hasta la fecha 76.003 casos confirmados y 817 muertos por covid-19, con una tasa de 14,8 fallecidos por cada 100.000 habitantes.
