De un tiempo a esta parte cada viernes reservo treinta minutos y se los dedico a la literatura por la vía de la televisión. Y al turismo, a través de los libros. Un programa de TVE se convierte en un oasis dentro de la parrilla televisiva actual, mostrándonos el país en que vivimos sin ruidos ni artificios. Sino desde la calma que dan los versos en la voz de poetas y escritores de muchas ciudades que tengo la suerte de conocer y de otras, pocas, donde aún no he puesto un pie.
De momento, Jaén no ha sido protagonista en este programa. Ignoro si su equipo de producción lo tiene en mente en un futuro más o menos cercano. Desconozco si incluso han grabado aquí de forma discreta. Los jiennenses sabemos que parecemos invisibles a veces, y también desconocidos, razón por la que a veces no se nos tiene en cuenta. Pero Jaén siempre te puede dar una gratificante sorpresa cuando menos lo esperas.
En mi mesa de noche se acumulan libros. Una novela de Emilio Lara, lo último de Teresa Viedma ambientado en esta ciudad y el libro que recientemente me regaló de forma gentil Martín Paredes Aparicio donde Jaén es argumento, escenario y motivo de inspiración. Autores jienenses todos ellos. Cohabitan en un mismo espacio dentro de mi habitación donde permanece, a medio leer, “La larga noche”. El título que ha ganado el Premio Jaén de Novela 2022, de Joaquín Pérez Azaústre. Autor cordobés que ha llevado a la literatura los últimos momentos de la vida de un cordobés universal como fue “Manolete”. Una novela impresionante que rememora aquella noche del 28 al 29 de agosto del 47 en Linares.
Leo autores jiennenses igual que leo literatura que tiene a Jaén como escenario. Precisamente en estos días vuelve a sonar la idea de crear un barrio de las letras autóctono, llevándolo el candidato Agustín González en su programa. La Diputación ha propuesto nombrar Hijo Adoptivo de la provincia al poeta Miguel Hernández y la poesía precisamente pondrá a Jaén en el mapa internacional este mismo mes con una semana dedicada a ello. Todo suma y todo junto nos evidencia que aquí tenemos una cierta identidad literaria.
En la feria de San Lucas del 2008 compartí tendido con el crítico taurino “Barquerito”, y escribiendo la crónica a su lado, me preguntó por un busto que había visto paseando aquella mañana por Los Jardinillos. Se refería a Bernardo López y de memoria me recitó sus versos alabando el acierto de una ciudad que sabe recordar a sus poetas inmortalizando a quienes desde Jaén dieron gloria a las letras españolas.