Sus ojos llorosos y hundidos en una pena sin consuelo me dieron la bienvenida tras una puerta que yo llevaba más de dos años sin cruzar. De la noche a la mañana, un amor que se ha quebrado, la ha traído de vuelta a Jaén con su corazón resquebrajado en pedacitos, justo en estos días de Cuaresma en que la esquina de su casa - habitualmente silenciosa- concentra un murmullo y un rumor que envuelve en algo mágico la calle donde habita.
El tintineo de una campana nos puso sobre aviso. Y así fue como sin pretenderlo, ni buscarlo, tras la ventana de su habitación y junto a ella pude vivir la solemnidad del Vía Crucis del Cristo que tantos lunes Santo llevó mi padre sobre sus hombros.
Cruzando el portón de Santa Clara portaba la cruz Miguel Colmenero en el preludio de su pregón en La Económica. Junto a él y tras de él, numerosos hermanos a quienes una medalla con cordón blanco y tres nudos los une de un Lunes Santo a otro cada año en La Merced en el día grande de Los Estudiantes.
Y supongo que será por la influencia que ejerce mi compañero Tomás Díaz sobre mí, de algún modo le fui narrando a ella todo cuanto iba sucediendo ante nuestros ojos, como si tuviera entre mis manos el micrófono de 7TVJaén y lo estuviera llevando en directo para "Luz de Pasión". Le contaba como la Cofradía a la que pertenezco dibujaba un año más esa estampa íntima en que el Cristo de Los Estudiantes abandona Santa Clara para reencontrarse con la Virgen de las Lágrimas en La Merced, serpenteando por las calles del viejo Jaén por aquellos costaleros que por un día dejan en casa el costal y visten solemnemente.
De nuevo volvimos a ver la vida tras la ventana, como hace ahora tres años cuando incorporamos el verbo confinar a nuestro vocabulario, por estas fechas. Y aquel Vía Crucis del Cristo del Bambú, nos enseñaba que la vida es un continuo volver a empezar. Regresamos ahora al punto de partida de la Semana Santa que está por venir, tras la espera de un año entero porque esto ya está aquí. Y el olor a incienso que ya se percibe en nuestras calles así nos lo demuestra.