La proliferación de tiendas de compraventa de oro y el volumen de su negoció sirven para hacerse una idea de la magnitud de cualquier crisis económica.
La que se nos viene encima de forma inevitable a causa de la pandemia no se deja sentir aún con fuerza porque el Gobierno central se ha hecho cargo de los pagos por cese de actividad de aútonomos y Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTE), poniendo freno a la destrucción de empleo. Aunque todos los pronósticos apuntan a que sufriremos la mayor recesión a nivel global desde la Gran Depresión porque la nueva normalidad no permitirá una actividad económica con la intensidad de antes de la pandemia.
Por el momento, el día 11 reabrieron las existentes antes del confinamiento. Sobre la clientela, “no hay mucho movimiento por el confinamiento”, explica Isabel Lebrón en conversación telefónica desde OroJerez, en calle Lancería, en Jerez. Es pronto para que haya colas, en cualquier caso. “Quizá en la fase 2, cuando se puede salir más a la calle, habrá más trasiego”. Los primeros en acercarse a estos establecimientos suelen ser personas mayores, que han sufrido restricciones horarias.
No obstante, asegura que ya se ha registrado un repunte en empeños. Esto significa que hay necesidad de liquidez pero también confianza en recuperar las piezas en un corto espacio de tiempo, tres meses, en los que hay que pagar un interés de en torno al 9% con respecto al precio de la joya.
Lebrón, que llegó a contar con 25 tiendas en toda Andalucía en los años más duros de la crisis financiera iniciada en 2008 y ahora solo mantiene la mitad, agrega que el metal está actualmente “a un precio más alto que nunca”. Concreta: “Un kilo de oro de 24 quilates supera los 50.000 euros esta semana; hace un año se situaba en torno a los 35.000 euros”. Quien compró oro hace diez o doce años puede venderlo hoy en día por el triple de su valor de entonces, insiste.
La incertidumbre dispara su valor. “Actúa como activo refugio en momentos como éste”, explica José Manuel Silva, director de Renta 4 Banco Cádiz. En este sentido, en el blog de la firma se da cuenta el pasado 25 de febrero cómo solo un día antes, “tras el brote de coronavirus en el norte de Italia, el MIB (principal índice bursátil de la bolsa de valores del país transalpino) retrocedió un 5,43%, mientras que el oro subió casi un 2% marcando máximos desde principios de 2013 y tocando los 1.676 dólares la onza”.
El precio al que se puede vender en tienda depende del mercado. “Muchos inversores buscan seguridad ante las rachas bajistas” y acuden al codiciado metal, que se comporta mejor frente a otros activos en el entorno actual de bajos tipos de interés.
Silva explica que el oro continúa con numerosas aplicaciones industriales y electrónicas, como en componentes de teléfonos móviles y, al aumentar la demandar, pero crecer su extracción solo un 1% anualmente, es muy atractivo para invertir.
Lebrón, geóloga y tasadora de joyas que pasó de venderlas a comprarlas, asesora a los clientes. “No soy broker”, aclara, pero la experiencia es un grado. “El precio depende del día, fluctúa”. Aunque, finalmente, será la necesidad la que marque el momento de vender.