Marco Melcangi lleva un mes en Huelva empleándose a fondo bajo el sol abrasador ocupado durante duras jornadas en la recolección de frutos rojos. Tiene dos hijos, cierta urgencia económica, y el confinamiento ha impedido que pueda seguir ganándose la vida haciendo reír como Kalvin Klown, un payaso polifacético, carismático, enérgico y romántico con el superpoder de arrancar carcajadas.
Su escenario, la calle, ha estado clausurado durante dos meses. Quién podía imaginarlo. Y aún es pronto para volver. “No sabemos cómo ni cuándo”, lamenta.
Nacido en Italia, gaditano de adopción, Melcangi tarda en conciliar el sueño cada noche pese a la faena agotadora de la mañana y la que le espera solo unas horas después. Echa de menos a la familia y Conil, donde vive, recuerda otras primaveras felices y, sobre todo, le da vueltas y vueltas y vueltas a la cabeza buscando nuevas fórmulas para el espectáculo que pondrá en escena cuando regrese la normalidad. Finalmente, cuando duerme, sueña con el público.
“La calle es adictiva”, confiesa Miguel Julián, colega y vecino en Conil de Kalvin Klown. Lleva más de dos décadas ejerciendo de bufón en el papel de Mike Dosperillas. “Represento a la gente sus propias miserias”, dice de su quehacer que precisa de la calle para desarollarse en todo su esplendor.
“Cada lugar es diferente, el escenario nunca es el mismo. El arte en la calle es, en definitiva, el camino de la libertad”, sentencia. Lo explica: “Ahí tengo libertad económica, porque dependo de mí y del tiempo que esté, aunque no sea el mejor, para ganar o no, aunque haya días de multas y broncas con la familia; en la calle el espacio es infinito; y además, es donde ejerzo mi libertad política”.
La libertad, bien lo sabe, “es muy exigente”: “En la calle no te puedes permitir un bajón. Si lo haces, la gente se va”, agrega. En el teatro, no.
“Además siempre te persigue la sensación de que haces algo alegal”, añade al otro lado del teléfono Manuel Méijome, la mitad de El Domador de Medusas y mago de la guitarra acústica, guitarra manouche, guitarra clásica, los bajos de cinco y seis cuerdas, bandurria, tambura y cítara húngara. “La línea con la mendicidad es fina y permanece ahí, en la retina”, añade.
Elena Jiménez, la otra mitad del dúo, virtuosa del clarinete, acordeón, metalófono, kával moldavo, flauta travesera, furulyas húngaras, bocina, piano, cascabeles y zanfoña, recuerda que hace unos años, “los artistas callejeros tuvimos problemas con el sector hostelero. Se solucionaron, pero todas esas experiencias quedan ahí y ahora con la crisis...”.
“Navegamos entre la dignidad y la misera”, apostilla Dos Perillas, quien reivindica el trabajo del colectivo: “Somos la infantería del teatro”.
El limbo jurídico en el que han desarrollado su trabajo hasta el momento preocupa por un futuro plagado de interrogantes. “Hay un problema sanitario pero también anímico”, apunta Elena Jiménez. “Saldremos cuando la cosa esté más tranquila” y cuando haya certezas.
La Asociación Artes de Calle Asociadas Patea ha elaborado una guía práctica de seguridad e higiene para la realización de espectáculos en la que aclara que “las creaciones producidas para espacios públicos no tienen por qué asociarse a multitudes ni tampoco a la imposibilidad de controlar el número de asistentes a la representación”.
En este sentido, plantea, entre las recomendaciones generales, contar con personal de apoyo para la gestión de públicos y seguimiento del cumplimiento de las normas y la emisión de avisos sonoros recordando las condiciones. En el caso de espectáculos itinerantes, recomienda la ampliación de los recorridos para redistribuir a los espectadores en espacios ampliados y controlar su número para evitar masificaciones. En cuanto a los espectáculos estáticos, el documento establece la necesidad de generar zonas preestablecidas mediantes sillas, taburetes, gradas o cualquier otra marca que ayude a controlar las distancias de seguridad, planificar el proceso de acomodo y evacuación y generar recorridos de acceso y salida de público.
Finalmente, si el espectáculo requiere la instalación de artilugios escénicos y esceneográficos en el que los espectadores acceden para disfrutar de piezas escénicas o para interacturar en los elementos, habría que delimitar aforo, acceder mediante tique si fuera necesario o dibujar un círculo en el suelo alrededor de cada juego para delimitar el espacio interpersonal.
“El público va a estar impactado”, admite Marco Melcangi, pero “la impresión es que la gente tiene ganas de salir”, subraya Manuel Méijome. En cualquier caso, la calle es para estos artistas del teatro, el circo, la danza y la música una de las pocas salidas a corto y medio plazo porque los bolos contratados para este verano se han caído de la agenda.
“Las vivencias en la calle son bonitas, disfrutamos de los bailes espontáneos y valoramos que alguien que se dirige a algún sitio interrumpa su camino para disfrutar de la cultura un rato”, pero necesitamos más apoyo institucional, reclama Elena Jiménez.
En Conil, los artistas obtienen un permiso del Ayuntamiento y pagan tasa de ocupación de vía pública. Sin embargo, la mayoría de los municipios no tienen regulada la actividad. Por otra parte, coinciden en la necesidad de impulsar iniciativas como el Festival de Música Callejera Trebufestival, en Trebujena; el Festival de Cultura Alternativa Intramuros, en Jerez; o el FLestival Internacional de PAyasos Flipa Barbate, que dirigió Mike Dos Perillas. “No gané un céntimo durante cuatro días, pero juntamos a gran parte de la familia del circo”. Y eso, como la libertad de actuar en la calle, no tiene precio.
Kalvin Klown
Marco Melcangi, conocido artísticamente como Kalvin Klown, comenzó su carrera con una estatua humana muy original. ‘Hombre congelado’. Residente en Conil desde 2007, participó en la creación de la asociación Almadrarte y colabora con el Ayuntamiento realizando espectáculos durante la temporada de verano.
Mike Dosperillas
Miguel Julián, Mike Dosperillas, también reside en Conil y ha recibido premios y reconocimiento nacional gracias al espectáculo ‘Este País es un Circo’. “Juglar moderno”, ha organido el FLestival Internacional de PAyasos, Flipa Barbate, y forma parte de la Asociación de Circo de Andalucía.
El Domador de Medusas
Manuel Méijome y Elena Jiménez ofrecen conciertos en la calle desde 2007 y, además, tres espectáculos temáticos: ‘Cuadernos de vaijes: músicas gitanas de Europa’, ‘El Circo Acuático’ y ‘Felipe Mejías y el domador de medudas (arte con arena y música)’.