El Ayuntamiento de Granada va a dedicar un jardín en el entorno del Paseo del Salón, junto al río Genil, a Ana Orantes, la mujer asesinada en 1997 en Cúllar Vega, en el área metropolitana granadina, por su exmarido un par de semanas después de relatar su historia de malos tratos en un programa de televisión.
Según ha explicado a Europa Press la concejal de Presidencia e Igualdad de Granada, Ana Muñoz (PSOE), se prevé instalar una "escultura alegórica" en el área de los jardines del Salón que va a seleccionar para que lleve el nombre de Orantes, que significó "un punto de inflexión muy potente" pues la sociedad tomó "concienciación con su asesinato" acerca de la lacra de la violencia machista y "la situación que estaban viviendo las mujeres".
El monumento que tiene previsto el Ayuntamiento de Granada en homenaje a las víctimas de violencia de género tendrá de este modo una "significación especial" en relación con Ana Orantes, ha afirmado Muñoz.
La actividad, encuadrada en las programadas en el Plan Municipal de Igualdad entre Mujeres y Hombres, con base en una aportación de unos 59.000 euros aportados por el Gobierno, en el marco del Pacto de Estado, al igual que otras como el diseño de un mapa de puntos negros en los que es más posible que se den agresiones sexuales contra mujeres en los barrios de la ciudad.
Ana Orantes cuenta desde el pasado 16 de marzo con una calle en Sevilla, ubicada en el casco histórico de la capital andaluza, junto a la Plaza Pedro Zerolo y la Alameda de Hércules. En su pueblo, Cúllar Vega, también tiene una vía con su nombre, la primera que se le dedicó a la granadina, al igual que en La Zubia, como el anterior en el cinturón metropolitano.
Orantes contrajo matrimonio con su entonces pareja, José Parejo, en 1956, y tuvo once hijos de los que tres murieron por causas naturales. Los restantes testificaron en la causa judicial los continuos malos tratos del padre hacia su madre y los abusos hacia ellos mismos, que provocaron la precipitada salida de muchos de ellos del domicilio familiar, como fue el caso de la segunda hija, de nombre Ana, que se casó con tan sólo 14 años. Las continuas situaciones de maltrato provocaron diferentes denuncias e intentos de separación a partir de los 80.
Después de la aprobación de la Ley del Divorcio, Orantes llevó a tribunales la situación, donde se decidió la separación legal de la pareja en 1996, aunque se permitió que compartiesen la propiedad, repartiéndose las dos plantas del inmueble. La mujer y sus hijos trataron en varias ocasiones de adquirir la titularidad de la planta baja de su marido a través de diferentes ofertas de compra que no aceptó.
En 1997, ella decidió manifestar su testimonio en un programa televisivo andaluz durante una comparecencia de 35 minutos en los que detalló agresiones, así como intento de abusos de los hijos de la pareja. Trece días después, cuando Parejo volvía de recoger una nueva denuncia, se encontró con Ana Orantes en el jardín común de la vivienda que compartían, donde acabó con su vida.