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Punta Umbría

Rescatan la primera investigación sobre la muerte de Lorca

Libro escrito por el periodista Eduardo Molina Fajardo, falangista granadino y admirador incondicional del poeta.

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Las investigaciones sobre la muerte de Federico García Lorca y el lugar de su enterramiento efectuadas por el periodista Eduardo Molina Fajardo, falangista granadino y admirador incondicional del poeta, han vuelto editarse casi 30 años después, con su título original, "Los últimos días de García Lorca".

Los familiares de Molina Fajardo (1914-1979) han permitido la reedición porque tras su publicación en 1983 se convirtió "en un libro de referencia de muy difícil acceso" y ante la infructuosa búsqueda de la fosa donde fueron enterrados sus restos en el Parque García Lorca de Alfacar (Granada), "lugar que había quedado descartado ya en este libro".

Según ha dicho a Efe David González Romero, editor de Almuzara, sello que ha vuelto a publicar la obra, se trata de "una de las investigaciones de campo más importantes y más influyentes que se han hecho en torno al caso Lorca, sólo comparable al de Agustín Penón, aunque éste último estuvo perdido muchos años y ha sido publicado recientemente."

Las investigaciones de Molina Fajardo "siguen siendo incontestables en muchísimos aspectos por su serie de 48 entrevistas y testimonios recabados, por su enorme aporte documental y por su profunda honestidad", según el editor.

Como hombre del movimiento y falangista, con Molina Fajardo hablaron "por primera vez muchas personas implicadas o con conocimiento del caso que habían mantenido un duro y pertinaz silencio", entre ellos Ramón Ruiz Alonso, el capitán Nestares, o un posible testigo de su enterramiento, el falangista Pedro Cuesta Hernández, entre muchos otros.

Sobre el enterramiento del poeta, Molina Fajardo habló con el capitán Nestares, el hijo de Nestares lo llevó al lugar exacto que indicaba su padre, los cuales coincidieron con la documentación aportada por Molina Fajardo y con testimonios de otros personajes relacionados con el caso, con que "el poeta está enterrado en una cata de agua, un pozo a poca distancia del campo de instrucción donde fue fusilado."

"Hoy casi todos los investigadores están de acuerdo con esta conclusión, aunque existiera la posibilidad de un movimiento ulterior a una fosa mayor o a algún otro lugar, extremo sobre el que hoy se sigue especulando; pero lo cierto es que hay testimonios y documentación inequívocos que señalan el lugar que ya señaló Molina Fajardo", explicó David González Romero.

La nueva edición del libro incluye una foto en la que Queipo de Llano pasa revista a la tropa junto al capitán Nestares en el mismo lugar del fusilamiento y tan sólo un año después de los hechos.

Entre el aporte documental de la obra estuvo la publicación por primera vez del comunicado que realizó el poeta Luis Rosales, y al que siempre aludió en sus entrevistas sobre el asunto, manifestando su posición en el caso y enfrentándose incluso a la versión oficial.

Molina Fajardo, un enamorado de Lorca que llegó a publicar poemas suyos en momentos nada propicios en los periódicos que dirigió, "estableció una guía minuciosa de investigación que no pudo culminar pero que, por suerte, han seguido muchos y ha dado frutos que podemos rastrear en las obras de Ian Gibson o Gabriel Pozo, los cuales siempre han elogiado el trabajo recogido en este libro."

La crítica fácil al libro, la de que fuera fruto de la investigación de un falangista, acreditado periodista de la prensa del movimiento en Granada, queda fuera de lugar pues el tiempo le ha dado la razón en numerosos aspectos.

González Romero recordó que "siempre se dijo que Molina Fajardo intentaba por todos los medios exculpar a Falange del crimen, pero hoy Gabriel Pozo reconoce que el exceso de celo de la familia Rosales, cabeza de Falange en Granada, por protegerlo y salvarlo pudo ser uno de los motivos que enconaron las circunstancias para que asesinaran a Lorca."

"Además, el libro de Molina Fajardo hace una apuesta clara y analítica por dirimir responsabilidades; hoy es un hecho reconocido que la presión de un sector de la derecha granadina, perteneciente a la CEDA, fue la que movió todos los resortes para que Lorca resultase fusilado", añadió.

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