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Punta Umbría

Los sublevados de la Guerra Civil tuvieron el respaldo de EEUU y Reino Unido

El historiador Pedro Luis Angosto (Caravaca, 1960) sostiene en su libro "La República en México. Con plomo en las alas" (Espuela de Plata) que los sublevados en la Guerra Civil española contaron con el respaldo, además del de Hitler y Mussolini, del Reino Unido, Francia y Estados Unidos.

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El historiador Pedro Luis Angosto (Caravaca, 1960) sostiene en su libro "La República en México. Con plomo en las alas" (Espuela de Plata) que los sublevados en la Guerra Civil española contaron con el respaldo, además del de Hitler y Mussolini, del Reino Unido, Francia y Estados Unidos.

“Las grandes democracias contra la libertad de España” iba a ser el título inicial de esta obra que, según su autor, sólo por su excesiva longitud fue desechado en favor del que alude a México, ya que la obra se basa en una investigación basada en archivos de la diplomacia mexicana durante el conflicto y el autor considera que México fue el único país que ayudó generosamente a la República.

Angosto dijo a Efe que “los republicanos no perdieron la guerra porque los sublevados tuvieran el apoyo de Hitler y de Mussolini, sino también porque contaron con el de Francia, Reino Unido y Estados Unidos, mediante un complot urdido por el Reino Unido para que no se vendiera ni una sola bala a la República”.

“La Unión Soviética fue el último recurso, por cierto nada barato, y se recurre a ella en agosto del 36, cuando el Reino Unido establece la no intervención”, según Angosto, quien afirmó que “México fue el único país en ayudar a la República con un envío de fusiles y munición, aunque era un país que carecía de capacidad para fabricar armas”.

Según Angosto, “los sublevados estuvieron en contacto secreto y permanente con el Reino Unido desde el primer momento” mientras que diplomáticos mexicanos del presidente Lázaro Cárdenas, como Isidro Fabela y Gilberto Bosques, advertían ante la Sociedad de Naciones que “Europa se suicidaba si permitía el asesinato de la República Española”.

El presidente mexicano Lázaro Cárdenas contó con “uno de los equipos diplomáticos mejores del mundo, hombres muy cultos, inteligentes y hábiles, pero México entonces era un país sin peso alguno en el panorama internacional”.

Según Angosto, Cárdenas, además, “debía atender a otro frente, el de la reafirmación de México como nación ante Estados Unidos, con medidas como la de la nacionalización del petróleo en 1934, muy criticada por la derecha mexicana”.

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