El tiempo en: Vejer

San Fernando

Un carro con ruedas, una vela, una gran playa y una industria en La Isla

Arturo Pardo: "Creemos que tenemos que crear los puestos de trabajo, la mano de obra de todo lo que conlleva las costuras, las velas, la fabricación de los carros que se haga aquí".

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai

Arturo Pardo es el secretario de un club poco conocido que sin embargo tiene un potencial tremendo que no se aprovecha y en lo que se va a centrar esta entrevista. Aunque también se hable de deportes, lo realmente importante es lo que la ciudad se está perdiendo como atractivo turístico. Una inmensa playa de Camposoto que ya la quisieran muchas ciudades en las que esta modalidad deportiva poco conocida en España cuenta con una fuerte implantación y los vientos del invierno para mover los carrovelas, para navegar en las arenas de la playa virgen desde la primera pista hasta el castillo.

—Conceptualmente es un carro con una vela, algo que existe desde la antigüedad, pero no como elemento de competición, con unos materiales como para competir en un Campeonato del Mundo, con una patente de La Isla y un producto que se está construyendo y vendiendo desde el polígono de Tres Caminos, en el término de Puerto Real, pero prácticamente en San Fernando. Esa es la exposición. ¿Por qué, teniendo lo que tenemos en Camposoto, no termina de funcionar?
—Un factor importante es la tremenda crisis que estamos sufriendo a todos los niveles, antes se gastaba uno un poco más en cualquier capricho y hoy en día se lo piensan un poco más. El deporte del carrovelismo no es nada caro, es un equipo que consta de un vehículo que lo pliegas fácilmente, lo metes en el maletero de un coche, es de muy fácil manejo, no lleva ni un solo tornillo de ensamblaje, simplemente a base de clip y de bolitas se monta y da una seguridad bastante conseguida. No es caro. Te compras un equipo y te perdura en el tiempo porque no tiene apenas mantenimiento. Y como deporte es sensacional, todo el que lo prueba prácticamente se envenena por la sensación de libertad que da, no requiere un esfuerzo físico, por lo que cualquier persona discapacitada lo puede manejar, cualquier niño, cualquier persona adulta… y se dan cuenta de lo sencillo que es navegar en tierra, que no tiene nada que ver con navegar en la mar.


—¿Es más caro que el surf o el windsurf?
—Pues equiparándolos sale prácticamente lo mismo. Un equipo listo para navegar sale por 1.650 euros y con una calidad excepcional. Es el carro más económico a nivel nacional y equiparándolo con otros franceses, neozelandeses, alemanes o belgas, está a la mitad de precio. O sea que las calidades aquí son muy buenas porque hemos cuidado mucho ese aspecto, la seguridad es muy buena y el equipo tiene unas características magníficas.


—O sea, que cualquiera que se pueda gastar el dinero en una tabla de vela se lo puede gastar en un carro de vela.
—Sí, por supuesto.


—Pero lo que yo le veo es que meterse en el mar en invierno con una tabla lo puede hacer cualquiera, pero meterse en la playa con un carro es más difícil. Lo digo por las cortapisas que puede poner Costas, las autoridades en general.
—Nosotros estamos llevando con mucho cuidado este tema porque la costa sí que es verdad que hay que regularla, tiene que ser para todo el mundo y no se puede molestar a nadie. Nosotros llevamos ya años navegando por las playas de Cádiz y no hemos tenido absolutamente ningún incidente. Hemos organizado regatas nacionales para la clasificación del Mundial al que vamos a ir y los permisos se nos han dado sin ningún tipo de problema. Lo que sí es verdad es que cuando hay gente en la playa nosotros no solemos navegar, siempre respetamos al público que va a pasear a la playa y que quiere disfrutar lógicamente de ese paraje natural que es el litoral de Cádiz.


—El año pasado se organizaron una serie de regatas en las playas organizadas por la Mancomunidad de Municipios de la Bahía de Cádiz y se consideraba que este tipo de actividades eran uno de los factores que se podían tener en cuenta a la hora de poner en marcha medidas para luchar contra la estacionalidad del turismo. Precisamente por ser un deporte eminentemente de invierno, porque irse ahora mismo a la playa de Camposoto con un carro es imposible.
—Efectivamente. En invierno las playas están desiertas y es cuando hay viento. Y como hace frío y la gente no suele ir, tenemos kilómetros y kilómetros de playas desiertas que es una pena no aprovechar con un deporte tan bonito como este. En Francia tenemos una federación internacional con más de 80.000 afiliados, se practica el deporte con asiduidad, tienen unos clubes magníficos y zonas acotadas durante todo el año para la práctica del carrovelismo y no hacen falta grandes extensiones para practicar este deporte. Con sólo acotar doscientos metros tenemos un circuito magnífico para que la gente pueda experimentar la sensación de lo que es el carrovelismo.


—¿Cómo salió la experiencia del año pasado en las playas de la provincia? Lo digo porque siempre se ha visto Camposoto en desventaja con el resto de las playas de la provincia, la mayoría de ellas urbanas, mientras que la de San Fernando está alejada de la ciudad y no urbanizada.
—Las más vistosas fueron las que hicimos en Valdelagrana, en el paseo marítimo, en la Barrosa, en Barbate… Son playas urbanas en las que evidentemente la gente se asombra cuando ve este espectáculo, se acerca y el público es mucho más numeroso. No obstante aquí en Camposoto logramos reunir a más de doscientas personas, estuvo el alcalde y las autoridades del Ayuntamiento y vieron con gran interés todo lo que habíamos organizado allí. A pesar de que el día no era propicio porque coincidía con otra fiesta, la verdad es que fue un espectáculo muy bonito.


—¿Cuántos aficionados hay ahora mismo en la provincia de Cádiz?
—En la provincia seremos unos setenta, aproximadamente, que es lo que tenemos en el Club Trotavientos, aparte de gente espontánea que se arrima y que le gusta cada vez que nos ve.


—Comparado con el surf, ¿qué distancia hay en número de aficionados? Los surfistas son miles…
—Sí. El surf es un deporte muy clásico, muy antiguo. Nosotros cuando éramos chicos practicábamos el surf. El carrovelismo lo estamos introduciendo nosotros desde hace dos años en la provincia de Cádiz y en dos años y con pocos medios, no nos ha dado tiempo a promocionar esto como se debe.


—¿Si consiguiéramos la mitad de la gente en la playa con carro con vela que la que está en la mar haciendo surf, se podría montar una auténtica industria en San Fernando? Teniendo en cuenta que los dos son compatibles, porque uno es en la arena y el otro en el agua, así que no se estorban.
—Por supuesto. La fabricación de un carro de vela lleva una cantidad de elementos impresionantes. Parece sencillo, un carro con tres ruedas, pero detrás de eso hay una tecnología porque es un carro muy seguro, que es lo más importante. Hay que tener en cuenta que un carro puede coger altas velocidades, setenta u ochenta kilómetros por hora cuando hay mucho viento, y evidentemente tienes que ir en un carro que esté homologado y dé seguridad al usuario. Respecto al surf, es compatible totalmente. Si tuviéramos aquí una gran demanda de carrovelistas, de gente a la que le gusta este deporte, nosotros estamos luchando para crear un circuito permanente, un espacio acotado donde la gente pueda aprender, los niños, las escuelas… sembrar una semilla que crezca y que en el futuro sea un referente a nivel nacional que es lo que realmente queremos.


—Se podría conseguir rebajar la estacionalidad del turismo, pero ¿qué valor añadido supondría la construcción de los carros? ¿Se podría hacer íntegramente en España o hay que traer la materia prima de fuera?
—Hasta ahora nuestro producto es cien por cien nacional. No tenemos elementos que traigamos de China, del exterior. Estamos trabajando con materiales provenientes de varias zonas de España, por lo que es un producto cien por cien nacional y andaluz. Es algo fundamental porque nosotros creemos que tenemos que crear los puestos de trabajo, la mano de obra de todo lo que conlleva las costuras, las velas, la fabricación de los carros que se haga aquí. Evidentemente, si te vas a China los precios de coste serán mucho menores y puedes bajar el precio de venta del carro, pero ya las calidades no van a ser las mismas.


—Pero al final, si las cosas salen bien, terminaréis buscando materia prima en China.
—Yo no quiero. También puedes ir a China y buscar buenas calidades y tendríamos un precio bastante elevado que subiría el precio del artículo, porque no es lo mismo construir dos mil que construir específicamente cincuenta.


—Ustedes hicieron esas regatas a través de la Mancomunidad que sirvieron de promoción. ¿Tienen otros proyectos para este invierno?
—A partir de que lleguemos del Mundial queremos organizar el Campeonato de España en San Fernando y es una labor bastante importante porque pretendemos que venga gente de toda España y nuestra ilusión es organizar un Campeonato del Mundo. Pero previamente vamos a reunirnos con la Federación Internacional de Carrovelismo en Francia y asociarnos nosotros también porque España es uno de los países que no está asociado internacionalmente a esta federación.


—A ese Campeonato del Mundo van ustedes con lo puesto, porque no tienen ayuda de ningún tipo al no haber federación ni nada.
—De momento hemos tenido mala suerte. Hemos tocado todos los palos pero es un deporte minoritario, que no se conoce y tiene un poquito de lógica que no hayamos recibido ninguna ayuda. Pero seguiremos insistiendo para conseguir un poquito de apoyo y promocionar este deporte.


—Esperemos, porque Camposoto necesita mucha ayuda de todo tipo.
—Es que se ve Camposoto y es una pista extraordinaria. Nosotros la hemos recorrido hasta la batería de Urrutia y es una ruta magnífica. Se pasa en grande.


—Que también hay que decirlo. No se trata de un carro sólo para competir. También es un carro para pasear.
—Por supuesto. Nosotros nacimos con espíritu aventurero y hemos hecho unas rutas que no se habían hecho nunca. Hemos abierto muchas rutas, la estrella de ellas la del Coto Doñana desde Sanlúcar hasta Huelva, hasta Matalascañas y más allá de Matalascañas, hemos intentado llegar a Mazagón. Hemos hecho dos intentos y no hemos podido por las condiciones meteorológicas, pero la verdad es que es una aventura hacer 120 kilómetros en un carrovela, con la mochila detrás, con el bocadillo, la cervecita… Todo el que ha ido está deseando repetir.


—Pero insisto. ¿No ponen pegas las autoridades? ¿Hay que pedir permiso previo?
—Sí. Nosotros pedimos el permiso correspondiente a la Junta de Andalucía y hasta ahora no hemos tenido problemas. La primera vez fuimos sin saber lo que había que hacer, pero ya los guardas nos informaron de que teníamos que pedir permiso. Desde entonces no hemos tenido problemas.


—Lo mejor para esas cosas es pertenecer a un club.
—Una vez que estás en el club te vas enterando de las cosas.


—Y desde el propio club se pueden gestionar los permisos.
—Exactamente, te gestiona los permisos, las regatas y todo lo que conlleva la navegación terrestre.


—Pues bien, este fin de semana se está celebrando el Campeonato del Mundo de Carrovelismo en Francia y del resultado hablaremos a la vuelta. Gracias y suerte.
—Gracias a vosotros.

 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN