“Las cifras son demoledoras”, advierte la
secretaria de Organización de CCOO de Sevilla, Pepa Cuaresma. Un total de
27 sevillanos y sevillanas han muerto en el trabajo en 2021 (según los datos disponibles hasta agosto), lo que supone que,
cada nueve días, una persona ha perdido la vida trabajando.
Con respecto al 2020, los
fallecimientos tanto in itinere como en jornada laboral
se han disparado un 68,7%. En total, 20 de esos accidentes mortales se han producido en jornada mientras que los siete restantes han sido en el camino hacia o desde el centro de trabajo. “
Muertes, todas ellas, evitables si se proporciona la formación adecuada al trabajador o trabajadora, si se invierte en prevención de riesgos laborales en las empresas y si se ponen los medios adecuados para que la Inspección de Trabajo pueda realizar su trabajo con garantías”, señala Cuaresma.
Y es que esas premisas son ya
viejas reivindicaciones del Sindicato que, con motivo de la celebración de la
Semana Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo desde este 25 de octubre, quiere poner el foco en la importancia de la
prevención y la
evaluación de riesgos en el puesto de trabajo.
“Porque las
muertes son la expresión más cruel de esa
falta de vigilancia de la salud laboral, pero no hay que olvidar que en la provincia se han contabilizado en tan sólo ocho meses más de 14.600 accidentes laborales que, en muchas ocasiones causan baja por enfermedad e incluso discapacidad”, apunta la secretaria de Organización de CCOO de Sevilla.
Uno de los principales motivos de
bajas laborales son los
trastornos musculoesqueléticos de origen laboral, que son el eje de la Semana Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo y que tiene como factores de riesgo el movimiento repetitivo de manos o brazos, permanecer sentados durante largos periodos de tiempo, la elevación o desplazamiento de personas o cargas pesadas, la presión temporal o las posturas dolorosas o extenuantes.
En este sentido, CCOO explica que, al ser una cuestión multifactorial, resulta imprescindible un
enfoque combinado que implique acciones dirigidas al lugar de trabajo -como la ergonomía-, la organización del trabajo, -permitiendo pausas-, los factores psicosociales -facilitando a los trabajadores el control del ritmo de trabajo-, y a los propios trabajadores -impartiendo formación sobre posturas correctas, entre otros-.
Con todo, el Sindicato denuncia que la
prevención de la siniestralidad laboral continúa siendo una
asignatura pendiente: “Tanto las empresas como las administraciones públicas tienen que convertir ya en un objetivo prioritario la formación contra los riesgos laborales y fomentar una cultura preventiva que, en la actualidad, es casi inexistente”.