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Sevilla

‘Birdman\': Altos vuelos…

Birdman’ es una película de altos vuelos, de largo alcance, que se eleva muy por encima de la media....

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Birdman’ es una película de altos vuelos, de largo alcance, que se eleva muy por encima de la media. ‘Birdman’ contiene en su complejo, sugerente y fascinante mecanismo interior drama y comedia, realidad y fantasía, cinismo y ternura, ironía y patetismo, amor y dolor, ignorancia y cultura, cine y teatro. ‘Birdman’ es también un reto en su puesta en escena tan particular y arriesgada con un único plano secuencia, en el que no se advierten los cortes, y que nos sumerge en el microcosmos tan particular del ensayo y representación de una obra, sus dramatis personae y anexos.

‘Birdman’ no se debe, ni se puede, contar. Tiene una sinopsis -maduro actor en declive, famoso por interpretar al superhéroe que da título al filme, que pretende rehabilitarse produciendo, adaptando e interpretando una obra teatral de Carver en Broadway, pero las dificultades no hacen más que empezar…- que da una muy pálida idea de lo que es. ‘Birdman’ te sorprende y rompe tus esquemas continuamente. Ha sido calificada de comedia negra. Y a fe que lo es, pero sabe mezclar sabia y burlonamente el drama con la sátira, con el humor más cruel y disparatado, el hiperrealismo y la imaginación más visionaria.

‘Birdman’ habla de la condición humana, sin transcendencia, ni pedantería, pero con una relevante carga de profundidad. Habla del ego, del narcicismo, de la necesidad de reconocimiento, que se confunde con la de ser amad@. Habla sobre las diferencias generacionales, intersexuales, de padres, madres e hij@s. Revela cáusticamente la fragilidad del éxito. Confronta el prestigio con la popularidad. Desenmascara a l@s intérpretes, al universo de la producción teatral, al show business, pero también a la crítica. Satiriza a Hollywood, al stablishment teatral y a sus nombre propios, pero sabe reírse de sí misma.

‘Birdman’ habla también de las redes sociales, de su instantaneidad, de su exhibicionismo, de la fulgurante y transitoria ‘celebridad’ que acarrean. No es tópica, ni utiliza clichés, aunque algunas de sus tramas invitaban a hacerlo. No es sexista, antes al contrario, es mucho más feroz con los personajes masculinos. Te introduce en las tripas de un magnífico teatro histórico en toda su grandiosidad. Es un chute de energía servido por la diabólica cámara de Emmanuel Lubezki y la implacable percusión de Antonio Sánchez. Pone al descubierto los demonios interiores de un protagonista, aún siendo tan coral…, único y singular.

‘Birdman’ es, hasta ahora, el trabajo más maduro, complejo y completo del mexicano Alejandro G. Iñárritu -cosecha del 63, ‘Amores perros’, ’21 gramos’, ‘Biutiful’- al que van a caerle esta madrugada varios Globos de Oro y, en febrero, otros tantos Oscar. Tiene un contundente guión, escrito a cuatro manos entre el propio realizador, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo. Tiene un reparto sobresaliente en el que brillan con luz propia Naomi Watts, Edward Norton, Zach Galifianakis o Emma Stone y en el que resplandece el inmenso talento de Michael Keaton.

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