El pasado jueves, el arquitecto autor del proyecto de Centro Cultural en las Atarazanas, Vázquez Consuegra, explicó su proyecto a los grupos municipales en el Ayuntamiento. Repárese en la enorme paradoja de esta reunión: el arquitecto tenía que contarle su proyecto a los concejales de un Consistorio que le había dado licencia de obras para ejecutarlo con fecha 11 de diciembre de 2015, es decir más de mes y medio antes. Ese encuentro dejaba en la más flagrante evidencia a los señores ediles, ya que era la demostración palpable de que otorgan los permisos sin haberse leído los proyectos.
La concesión de la licencia de obras, previo dictamen favorable de la Comisión Provincial de Patrimonio, presupone el cumplimiento de la legalidad vigente por parte de la promotora de los trabajos, la Fundación La Caixa. Sin embargo, un partido como el PP, liderado por un juez al que se supone el conocimiento del Derecho cual es Zoido, quería al alimón con Ciudadanos llevar al Pleno del día siguiente una moción para que la Corporación suspendiera “preventivamente” la licencia de obras. Esa figura de la suspensión preventiva “a posteriori” (¿?) no existe en nuestro ordenamiento, su aprobación habría instalado a los ediles en la prevaricación y habría instaurado en Sevilla la inseguridad jurídica: nadie podría tener ya la seguridad de que su licencia de obras no sería revocada de haber triunfado tal iniciativa, que fue tumbada por el pertinente informe en contra del secretario.
Continuando con las paradojas de esta historia, el PP, partidario de suspender la licencia de obras para las Atarazanas, es el mismo partido que estando en el gobierno de la ciudad aprobó la primera solicitud de obras en el monumento (tuvo entrada en la Gerencia de Urbanismo el 26 de marzo de 2015) el pasado 2 de junio, a expensas del dictamen de la Comisión de Patrimonio, y con este informe favorable: “El proyecto presentado respeta la configuración de las actuales Atarazanas, siendo la intervención independiente en todo momento de la estructura muraria (sic) del edificio, acogiéndose su distribución a los espacios existentes y con una puesta en valor de los valores patrimoniales”.
Sin objeciones
En esa reunión con Vázquez Consuegra, como en anteriores declaraciones públicas, los representantes de las fuerzas más a la izquierda, Participa e IU, se pronunciaron más que en contra del proyecto arquitectónico, contra el modelo de gestión del monumento y el hecho de que la Junta lo hubiera entregado en concesión a La Caixa durante veinte años.
Sin embargo, conocieron o debieron conocer tanto por los medios de comunicación como por el Boja la firma del convenio entre la Consejería de Cultura y la Caixa que activaba el procedimiento de “concesión administrativa para la adquisición del aprovechamiento privativo de las Atarazanas para la implantación en el mismo de un centro cultural”. La Consejería sometió a información pública el expediente de concesión en el Boja del 6 de junio de 2014, página 168, por el plazo de un mes, para la presentación de alegaciones y/o posibles propuestas alternativas. Cumplido el plazo el 14 de julio de 2014, ningún partido, ni asociación, organización, fundación o particular alguno se opuso a la concesión en favor de La Caixa ni presentó alegación ni propuesta alternativa.
Se han respetado, pues, los procedimientos legales sin que, como suele ocurrir en nuestra ciudad, nadie se preocupara de alegar en contra en tiempo y forma, hasta que jurídicamente ya es demasiado tarde.
Acuerdo plenario
Todo ello no ha sido óbice para que el Pleno municipal del pasado viernes adoptara, con el único voto en contra del PSOE, el acuerdo de instar a la Junta y a La Caixa a una especie de moratoria en el inicio de las obras, hasta que el proyecto no se someta a información pública y se articule la participación de los ciudadanos.
Este acuerdo no tiene ninguna validez jurídica, por lo que La Caixa puede hacer caso omiso e iniciar la intervención en el monumento a finales de febrero o principios de marzo, tal como tenía previsto, pero sí una indudable trascendencia política, por cuanto los representantes de los sevillanos han expresado de alguna manera su deseo de que se paralice y/o se revise el proyecto de Vázquez Consuegra, en línea con la tesis de los conservacionistas de que se aproveche la ocasión no para convertir los antiguos astilleros en un centro cultural con plaza pública cubierta, salas de exposiciones y otros equipamientos, sino que se excave hasta recuperar la cota original, situada cinco metros por debajo de la actual.
Pongámonos en el lugar de La Caixa. La entidad financiera puede estar pensando que tras la absorción de Banca Cívica no ha hecho más que asumir bastantes “marrones” con los que se encontró tras su desembarco en Sevilla: la terminación a un coste multimillonario de la torre Pelli en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria, el traspaso de Isla Mágica previa absorción de sus deudas, hacerse cargo y por partida doble del ruinoso equipo de baloncesto y comprometerse a aportar 10 millones de euros en las Atarazanas como compensación al traslado del Caixaforum a los bajos del rascacielos tras integrar en su grupo los activos de la extinta Cajasol.
Desde su punto de vista, La Caixa financia un proyecto arquitectónico -el de Vázquez Consuegra- que es la respuesta a un programa de usos previamente definido por la Junta de Andalucía para las Atarazanas en el sentido de convertirlas en un espacio cultural, no en excavarlas y recuperar la cota que tenía en el siglo XIII.
Por tanto, La Caixa, que ya se fue una vez de las Atarazanas con el Caixaforum a la Cartuja, tendría en el acuerdo plenario del Ayuntamiento una magnífica ocasión para irse de nuevo, definitivamente, y ahorrarse los 10 millones de euros comprometidos, con el argumento de que la ciudad no sabe realmente lo que quiere hacer con el monumento y de no contrariar la voluntad de sus representantes.
¿Puede esperarse acaso que la Junta, que en todos estos años no ha aportado nada para ampliar el Museo de Bellas Artes, restaurar el Arqueológico o rehabilitar alguno de los muchos monumentos sevillanos va a suplir los 10 millones de La Caixa para las Atarazanas? Justamente es la razón económica, no la arquitectónica, la que haría irreversible, tal como sostienen los conservacionistas, la ejecución del proyecto de Vázquez Consuegra: ¿va a poner alguien en el futuro 10 millones de euros para deshacer el centro cultural proyectado por aquél? ¿Tendría sentido gastar 10 millones ahora en hacerlo y 10 millones el día de mañana en deshacerlo para excavar entonces lo que no se excave ahora? ¿No es todo un contrasentido?
Una solución
Llegados a esta situación, ¿por qué no buscar una solución transaccional que satisfaga a todos a partir de un nexo común entre las dos visiones opuestas sobre el monumento, un término medio inicial entre excavarlo todo o no excavar nada?
El proyecto de Consuegra cuesta 10 millones de euros sin excavación y aún faltarían 2 millones para completar la rehabilitación de las naves superiores. El arquitecto estima que la excavación completa costaría 5 millones, y un millón la quinta parte (unos 1.000 m2) para crear un mirador arqueológico sobre la antigua muralla islámica y el torreón del Postigo, una excavación parcial que cree enriquecería el proyecto pero para la que no hay fondos.
Cuando en diciembre de 2014 se presentó oficialmente el proyecto, se anunció que la Fundación Cajasol aportaría 400.000 euros anuales durante 20 años para su programación cultural. Meses antes (febrero), el entonces consejero Luciano Alonso prometió que la Junta invertiría como mínimo 1,2 millones anuales en las Atarazanas.
Habría que procurar un acuerdo entre todos, incluidos los conservacionistas, en los posibles siguientes términos:
1. Dado que ni en 2014 ni en 2015 la Junta ha aportado esos 1,2 millones prometidos, el Gobierno andaluz desembolsaría ahora los 2 millones que cuesta completar la rehabilitación de las naves superiores.
2. La Fundación Cajasol, que en 2013 ingresó 9,78 millones por su entonces 1,1% de participación en Caixabank; en 2014 y 2015 en torno a 10 milones por su 0,89%, y que podría percibir algo más de 10 millones este año por su actual 0,92%, tiene la gran ocasión, y con ella su presidente Antonio Pulido, de realizar una gran operación de imagen y de contribución a la cultura sevillana financiando con un millón la excavación de la quinta parte de las Atarazanas.
3. Con los 10 millones de La Caixa se iniciaría simultáneamente la rehabilitación de las naves superiores (están muy deterioradas y es lo más urgente, hasta con amianto que hay que retirar) en la parte del proyecto que no implique ninguna transformación irreversible.
4. Tras la excavación arqueológica controlada, que duraría unos cuatro meses, se revaluaría el proyecto a la luz de lo hallado y de la visión que se obtendría de esos 1.000 m2 del monumento a la cota -5.
Se analizaría con datos reales si merecería la pena o no la excavación completa y en tal caso se utilizaría el dinero restante de los 10 millones de La Caixa.