El pasado 1 de febrero, una empresa de transportes presentó en la Plaza de España su nueva flota de autobuses, compuesta por trece vehículos, y a continuación ofreció un cóctel debajo de una serie de grandes sombrillas para que los invitados se protegieran del sol y en torno a mesas altas, en línea con las recreaciones visuales que figuran en la oferta Venues Sevilla, que presentó el alcalde en el marco de Fitur a 44 agencias especializadas en la organización de congresos y eventos.
Venue es un anglicismo, otro más en la desnaturalización de nuestra lengua que practica el sector turístico, y al Sevilla Congress and Convention Bureau me remito. Podría traducirse como lugares de reunión. Según dijo Espadas y reza en Internet, Turismo de Sevilla, a través de Venues Sevilla ofrece “una innovadora herramienta de información, asesoramiento y gestión de espacios públicos versátiles de la ciudad para dar lugar a los eventos más esperados”.
Traducido al español, el Ayuntamiento ofrece en una plataforma en Internet el alquiler de trece espacios públicos para la celebración de eventos, con los que espera ingresar al menos 900.000 euros, un dinero que se supone debería constar como previsión de ingresos (como las multas de tráfico, por ejemplo) en alguna parte de los nonatos Presupuestos municipales.
La lista
Recordemos que los espacios públicos que se alquilan son los siguientes, por orden de aparición en el sitio en Internet: el Casino de la Exposición, la sala Antiquarium en las Setas de la Encarnación, el museo de la cerámica de Triana, la Torre de Don Fadrique, el Costurero de la Reina, los Baños de la Reina Mora, el Castillo de San Jorge, la Plaza de España, la Plaza de América, el Muelle de Nueva York, la Puerta de Jerez, los Jardines de Murillo y la Alameda de Hércules.
En la información ofrecida se detectan errores que aún no se han corregido, como que aparezca el hotel Alfonso XII en vez del hotel Alfonso XIII y se hable de los Jardines del Cristina, en vez de los Jardines de (sin la ele) Cristina, ya que se crearon en honor de la reina, luego regente, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
El alquiler de inmuebles públicos para la celebración de eventos no es nuevo en Sevilla, ni en otras ciudades. En la nuestra, por ejemplo, las Ordenanzas Fiscales suelen recoger un precio por la prestación de servicios y visitas en el Real Alcázar, de propiedad municipal, que incluye la organización de actos y exposiciones, la realización de fotografías y grabaciones y el rodaje de películas y documentales. En las del año 2014 figuraba una tarifa de 3.395 euros por la celebración de actos que no tuvieran carácter oficial reconocido y que fueran autorizados por la Comisión Ejecutiva o la Presidencia del Patronato.
Barcelona y Madrid
Ya que estamos en plena polémica por la intervención en las Atarazanas, hay que recordar que la Dirección de sus homólogas barcelonesas, el conjunto arquitectónico de las Atarazanas Reales, sede del Museo Marítimo, pone a disposición -previo pago, naturalmente- de particulares, empresas y entidades zonas como el Vestíbulo, que es publicitado como lugar ideal para cócteles; el Jardín, para los aperitivos, y la Sala del Marqués de Comillas, con 1.700 m2, para todo tipo de actos.
El Ayuntamiento de Madrid fue aún más lejos hace seis años, con Alberto Ruiz Gallardón (PP) como alcalde, al decidir alquilar el mayor número posible de espacios públicos, como el Palacio de Congresos, la Caja Mágica, el Madrid Arena y hasta el patio del Palacio de Correos en la Plaza de Cibeles, su sede, con más de 2.400 m2 de superficie y 30 de altura y capacidad para albergar 1.800 personas, cuyo alquiler se tasó inicialmente en 35.000 euros.
Así pues, el factor diferencial introducido por Gallardón en Madrid fue el paso del alquiler esporádico de algún espacio público al intento de alquilar de forma sistemática el mayor número posible de inmuebles municipales.
Sólo el principio
Mutatis mutandis, esto mismo es lo que ha hecho Espadas con su plataforma Venues Sevilla: de alquiler sólo el Alcázar hemos pasado de golpe a poner en el mercado trece espacios de la ciudad y que son presentados como los primeros de esta nueva política, porque pueden ser más en lo sucesivo. En este sentido, el gobierno local se alinea con el sociólogo Mario Gaviria, que en su intervención en las Jornadas sobre el Eucalipto se preguntaba que si las repoblaciones con esta especie de crecimiento rápido se presentaban como muy beneficiosas para Huelva, ¿por qué haberse detenido en las 200.000 ha de eucaliptal y no haber llenado la provincia entera?
Si después de que Zoido demostrase que era posible llenar las calles de Sevilla con 13.679 veladores y la privatización de los espacios públicos ha resultado tan rentable para el Consistorio, ¿por qué no continuar ocupando con taburetes, sillas, mesas, sombrillas y demás, como tan bien se recrea en las simulaciones gráficas de Venues Sevilla, la Plaza de España, los Jardines de Murillo, la Puerta de Jerez y hasta un total de trece espacios públicos? ¿Y por qué detenerse en estos trece y no seguir hasta que no quede un solo metro cuadrado libre sin ocupar, por nuestro barroquista horror vacui?
Pensábamos que Espadas encarnaba un modelo distinto de ciudad y ha resultado que ha perfeccionado el modelo ideado por Gallardón en Madrid y el de los veladores a gogó de Zoido en Sevilla.
Esta decisión, que amplificará la imagen de zoco norteafricano que va adquiriendo a pasos agigantados la ciudad, supone otra claudicación ante el poderoso lobby turístico, del que llevamos cuatro años esperando que desembolse el dinero prometido para organizar en la ciudad el equivalente a “no una, sino tres Copas Davis” (tres millones de euros).
Así lo reconoció en Fitur el gerente de Fibes, Antonio Jiménez, cuando aseveró que la oferta de Venues Sevilla no sólo no compite con la de los hoteles, sino que está pensada para dichos establecimientos, que en numerosas ocasiones -dijo- solicitaban estos edificios y lugares emblemáticos para los clientes de los congresos que acogen. Más claro, agua: el gobierno local ha convertido plazas de la ciudad, como la Puerta de Jerez, en la prolongación de los salones privados de los hoteles a costa de privar temporalmente de su uso a los sevillanos, también contribuyentes.
Zonas exteriores
El segundo factor diferencial es que en la lista de espacios alquilables se incluyen también jardines públicos exteriores y no sólo los interiores de edificios, sin que los amigos y defensores de las zonas verdes y los ecologistas se hayan dado por enterados. Al contrario, el Ayuntamiento ha logrado hasta la comprensión de los conservacionistas de Adepa.
Recuérdese que Adepa expresó hace dos meses su inquietud por la “banalización y degradación de nuestros espacios urbanos más históricos y singulares” a cuenta de la feria de belenes autorizada por el Consistorio en el entorno de la Catedral y el Archivo de Indias; el tiovivo y la pista de hielo en la Plaza de San Francisco (Joaquín Egea dijo al respecto: “De lugar de recepción, de visitas reales, coso taurino y palenque de justas, a simple solar municipal que se alquila para las más distintas promociones”) y el “progresivo avance de la marea de veladores”, motivos por los que pidió la intervención de la Comisión de Patrimonio.
Pues bien, el Ayuntamiento oferta ahora 300 plazas para cócteles al aire libre en la Puerta de Jerez, 800 en los Jardines de Murillo, 10.000 en la Plaza de España, 1.000 en la Plaza de América y otras tantas en el Muelle de Nueva York, 3.900 en la Alameda… y Adepa equipara esta ocupación masiva a la que dice realizan en la Plaza de América tan sólo dos bares de copas en las noches de verano.
Asegura asimismo que es muy difícil que se alquilen los Jardines de Murillo por estar “llenos de ratas de considerable tamaño y con un deterioro bastante considerable”. Conclusión: como ya están deteriorados, qué más da que se puedan deteriorar aún más.
¿Qué habría dicho Espadas si a Zoido, el de los 13.000 veladores, se le hubiera ocurrido ofertar 19.000 plazas más en espacios públicos emblemáticos para cócteles y banquetes? Probablemente al exalcalde se le habría acusado de intentar hacer caja a costa del patrimonio de los sevillanos. Ahora, a esa política se la llama “puesta en valor”.