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Sevilla

Contramano: La plaza del siglo XXI

Beltrán Pérez recupera 25 años después la idea del PA de soterrar el tráfico y convertir el Prado en espacio peatonal

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  • Beltrán Pérez. -
  • Soledad Becerril, socia entonces de Rojas Marcos, la vetó diciendo que sería “abrir una herida en el corazón de la ciudad”

El portavoz y alcaldable del PP, Beltrán Pérez, anunció durante un encuentro organizado por la cadena SER su proyecto estrella si tras las próximas elecciones municipales alcanza la Alcaldía de Sevilla: soterrar el tráfico mediante un paso subterráneo desde el antiguo Equipo Quirúrgico hasta el teatro Lope de Vega, con el fin de crear “una gran zona peatonal y una de las principales plazas de Europa, ejemplo de sostenibilidad pero respetando el tráfico rodado”. Según Pérez, con su proyecto se crearía un gran eje peatonal y verde que conectaría el parque de María Luisa, el Prado de San Sebastián, la Universidad (antigua Fábrica de Tabacos) y la calle San Fernando, con lo que se extendería desde el museo Arqueológico hasta la Encarnación.

El alcaldable popular incluye en su propuesta un gran aparcamiento en el Prado, donde estacionarían autobuses turísticos, algo que, según expresó, ya planteó el gobierno de Zoido, del que él formó parte y cuya licitación quedó desierta en aquel entonces.

Empecemos por el final para aclarar esta cuestión. Zoido propuso construir un aparcamiento sin más, pero no pudo ir más allá porque se lo tumbaron tanto la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía como la Consejería de Obras Públicas porque no estaba previsto en el Plan General de Ordenación Urbana, una norma básica que el entonces alcalde tenía bastante propensión a ignorar (recuérdese también su idea de otro parking al margen del PGOU en la Alameda), por lo que si lo llegó a licitar siquiera no podía más que quedar desierto, sencillamente porque era irrealizable, salvo que se hubiera embarcado en la revisión del PGOU.


Una idea antigua

La propuesta de Beltrán Pérez sobre la creación de “una de las principales plazas de Europa en el Prado” mediante el soterramiento del tráfico con un túnel desde la Pasarela al Lope de Vega ni es nueva ni es suya. Llega veinticinco años después de que fuera concebida, aunque quizás se la haya presentado como supuestamente original el Consejo Ciudadano que le asesora en plan factoría de ideas y él, que por aquel entonces habría cumplido 20 años, no guarde memoria de lo que se entonces se denominó la Plaza del Siglo XXI.

Remito al alcaldable al Plan Especial PERI SU-1 Prado de San Sebastián, de 149 páginas y que fue redactado por la Gerencia de Urbanismo con fecha 29 de julio de 1994, un organismo dirigido por el Partido Andalucista de Alejandro Rojas Marcos durante aquellos gobiernos de coalición con el PP de Soledad Becerril.

En ese documento, donde se hace una magnífica sinopsis histórica del ejido sevillano, está argumentada, justificada y hasta presupuestada en pesetas de la época la peatonalización del espacio comprendido entre la Universidad y el Prado, previo soterramiento del tráfico. Así, en la página 24 puede leerse: “La actuación en el Prado de San Sebastián se concibe y debe formalizarse como la Plaza del Siglo XXI, tomando como ámbito de referencia urbana la ciudad completa”.

Se recuerda cómo ya en 1916 se rechazó la idea de construir allí un rascacielos, prueba de que los sevillanos de hace un siglo no tenían ningún complejo de “no modernidad” como el que sufría Monteseirín, empecinado en construir como fuera uno en la Cartuja pensando en que así colocaba a Sevilla a la vanguardia. Asimismo, cómo los vecinos y el Colegio de Arquitectos tumbaron en los años 60 y 70 del pasado siglo otro proyecto, el de un gran centro comercial; cómo no prosperó tampoco, ya en la Transición, la idea de crear un Foro de las Tres Culturas, y cómo en 1985 se seleccionaron tres propuestas para aquel sitio tras un concurso internacional de ideas arquitectónicas: una empalizada sobre albero con un edificio en forma de cubo en su extremo, un gran estanque que llegara hasta la Universidad y una arboleda con un desnivel como lugar de encuentro, ideas que sirvieron de inspiración al Avance de la Revisión del PGOU (1985) y al posterior Plan Especial del Prado de San Sebastián (1994).

Tiananmen sevillana

En este último se puso en valor, como se diría hoy, el potencial del ejido comunal, con 300 metros de longitud por 180 de anchura y con una superficie de 54.000 m2 en la que cabría -se decía- una réplica de la Fábrica de Tabacos o cuatro teatros de la Maestranza, o cuatro estaciones como la de Plaza de Armas, o toda la nueva estación de Santa Justa.

Gran repercusión tuvieron en la prensa de la época los planos comparativos de las dimensiones del Prado con otras grandes plazas o explanadas del mundo, para que los sevillanos se hicieran una idea gráfica de sus posibilidades: la explanada de los Inválidos y el Paseo del Louvre y las Tullerías, de París; la plaza de Tiananmen, de Pekín; San Pedro, de Roma; la plaza pública de Samarcanda; la del Campo, de Siena….y también con españolas, como la Mayor, de Madrid; la de Vitoria; el Obradoiro, de Santiago de Compostela; la de Valladolid…..

En el documento se decía que frente a ejemplos como éstos, capaces de ser el eje central de las actividades colectivas de sus poblaciones, Sevilla no ha generado un gran espacio libre de naturaleza arquitectónica para ese número de acontecimientos anuales en torno a los que se mueve el calendario festivo y cultural de la ciudad.

Y se añadía: “La Plaza Nueva, con su espacio central fragmentado por su propia definición arquitectónica y de jardín; la Plaza de San Francisco, de reducidas dimensiones; la Alameda de Hércules, maltratada siempre, no ha perdido su carácter marginal y se muestra incapaz de definirse como el gran paseo del centro de la ciudad….No es necesario abandonar nuestro municipio para tener ejemplos recientes de la capacidad de atracción del binomio explanada urbana-actividad cultural. Así, durante la Expo, el importante papel que jugó en la misma la plaza Sony , masivamente utilizada en sus noches musicales como gran espacio libre, con capacidad para albergar grandes espectáculos….” (Página 22).

El soterramiento

Y más adelante se propugna el soterramiento del tráfico, en línea con lo expuesto ahora por Beltrán Pérez: “Una de las claves de la solución será la transición-vinculación del Prado al recinto universitario (...). Esta relación se verá potenciada con la depresión del tráfico desde la Pasarela hasta la glorieta de San Diego, impidiendo así que el denso tráfico sea obstáculo para el enlace entre el eje Puerta de Jerez, Calle san Fernando con el Prado de San Sebastián, permitiendo la total permeabilidad del mismo desde su límite con la Glorieta del Cid, estableciendo así de manera clara que el marco de referencia del Prado es la ciudad completa, como confirmación de su carácter singular y de su historia, así como de su capacidad física”.

En el Plan se preveía además aparcamientos subterráneos, intercambiador de transportes y hasta una calle de servicio para el aparcamiento de vehículos vinculados al turismo. O sea, que se adelantó a su tiempo.
¿Y qué pasó? Pues que en el debate en el Consejo de Gerencia, Soledad Becerril se opuso frontalmente con el argumento de que soterrar el viario era “abrir una herida en el corazón de la ciudad”, y condicionó el voto del PP a que no se ejecutara. Así se perdió hace 25 años aquella oportunidad que por ironías de la historia ahora trata de recuperar el mismo partido que la vetó entonces. Curiosamente, no se recuerda que Soledad Becerril dijera que el paso inferior de la calle Arjona para el tráfico fuera otra herida urbana, aun estando más cerca del Centro que el Prado.

El proyecto del Prado tenía tal potencia que Monteseirín trató de apropiárselo en 2007, pese a que el PSOE compartió trece años antes con el PP su oposición al mismo, y luego fue apoyado (2009) por el entonces presidente de la CES, Antonio Galadí, el cual habló de que podía crearse allí una “milla de oro”, máxime si se daban usos museísticos a la Fábrica de Tabacos.

Una vez reconocida la paternidad de la idea a los andalucistas, hay también que reconocerle a Beltrán Pérez su resurrección, porque el soterramiento del tráfico y la conversión del espacio Universidad-Prado en la Gran Plaza del Siglo XXI tiene hoy el mismo atractivo que hace 25 años.

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