Una de las primeras alergias en aparecer cada temporada es la correspondiente al ciprés, cuya campaña de floración tiene lugar entre enero y finales de marzo, en el contexto de la polinización de las plantas de invierno pertenecientes a la familia de las cupresáceas. Al respecto, la Unidad de Alergología del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, ubicada en el Hospital El Tomillar, ha detectado este año su intensidad superando en más del doble la concentración de granos de polen de ciprés con respecto al año anterior.
El director de esta unidad clínica, José Carlos Orta, destaca el comportamiento in crescendo del polen del ciprés durante los últimos años y subraya, en especial, los registros realizados en el trimestre en curso, cuando todavía no ha finalizado el mismo y ya supera en más del doble al balance cerrado del año 2018. Concretamente, frente a los 2.650 granos de polen de ciprés por metro cúbico del año pasado en el sur de la provincia de Sevilla, ya se han contabilizado 5.597 granos en esta zona en lo que va de trimestre.
A ello se une la contabilidad de más días con picos polínicos que el año pasado, habiendo triplicado en los mismos las concentraciones registradas en 2018. Si el pasado año se registraron dos días con picos polínicos por el ciprés (21 de febrero y 20 de marzo) con 240 granos de polen; en 2019 se han contabilizado hasta ahora seis días con picos con balances que triplican los registrados el pasado año (más de 700 granos de polen).
Según este experto, la polinización al alza del ciprés se debe fundamentalmente a la climatología. En este fenómeno influye la pluviosidad, las horas de luz solar, el viento y las temperaturas. La reiteración de inviernos más suaves de los últimos años, con más días de sol y temperaturas suaves, ha favorecido el aumento de los pólenes.
Frente a la costumbre de asociar la alergia al polen con la primavera, existen pólenes en otras estaciones del año y la alergia puede aparecer en cualquier época, dependiendo de la estación en la que poliniza cada planta y de la alergia que desarrolle cada persona. Por tanto, las alergias adquieren una dimensión multiestacional.
En el invierno, y durante estos meses más fríos, el polen del ciprés constituye la principal causa de procesos alérgicos respiratorios. Tanto es así que se ha observado un fuerte incremento de la alergia producida por estas plantas en los últimos años en nuestro país. En términos absolutos, constituye el tercer polen en importancia nacional, por detrás de las gramíneas y el olivo.
En el área sur de la provincia de Sevilla también el polen del ciprés es el protagonista del invierno; mientras que en la primavera y verano los que tienen similar relevancia en esta zona poblacional son los correspondientes a las `chenopodiaceas´ (Salsola y Chenopodium fundamentalmente).
Dado que la polinización del ciprés comienza en pleno invierno, este tipo de alergia suele confundirse con un resfriado común. Los síntomas más habituales son estornudos, mucosidad, congestión nasal, conjuntivitis, tos seca, disnea y sensación de opresión en el pecho. Este tipo de polen es capaz de producir rinitis alérgica, conjuntivitis e incluso asma; afectando de forma importante la calidad de vida de la persona sensibilizada.
En el área sur de la provincia se atienden cada año 5.000 pacientes polínicos
En el Área Sur de la provincia de Sevilla, zona de cobertura del ámbito hospitalario de Valme, la prevalencia de polinosis se corresponde con el 20% de la población. Así, anualmente un total de 5.000 pacientes polínicos son atendidos por la Unidad de Alergología situada en el Hospital El Tomillar.
En este sentido, los especialistas destacan la gran utilidad clínica de los recuentos de polen. Al respecto, el director de la Unidad de Alergia del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, José Carlos Orta, señala la importancia de los captadores de pólenes “dado que son un instrumento de trabajo imprescindible para confirmar o identificar los tipos polínicos que producen alergias en las áreas geográficas objeto de estudio”.
En el Hospital El Tomillar se dispone desde hace cinco años de este equipamiento convirtiendo a su Unidad de Alergia en integrante de la red de colectores coordinados por el Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica y de la Red Española de Aerobiología. Permite el seguimiento constante de las concentraciones de polen en suspensión atmosférica.
A través de este equipamiento se consigue prever la calidad biológica del aire en esta zona geográfica para optimizar el abordaje y tratamiento de los pacientes con alergia. Diariamente, el captador recoge la cantidad de granos de pólenes y esporas de hongos que hay en la atmósfera. Las muestras se registran en la consulta de Alergología, donde se lleva a cabo la lectura de pólenes y hongos.
La información obtenida facilita que los pacientes polínicos puedan realizar las medidas, tanto físicas (evitación del polen) como farmacológicas (antihistamínicos, inhaladores), que les reporten un mayor control de su patología alérgica, así como una mejor indicación del tratamiento con inmunoterapia específica adaptada a cada paciente de forma individualizada y, por tanto, una mejora de su calidad de vida.