Un 78% de los niños que acuden a las urgencias hospitalarias tras haber sufrido un accidente con la bicicleta no llevaban casco en el momento del siniestro y la mayoría circulaban por zonas urbanas haciendo una actividad recreativa.
Estos datos se desprenden de un estudio publicado en la revista 'Anales de Pediatría' que ha analizado los 846 accidentes de bicicleta en niños de hasta 16 años, que atendieron entre el 1 de junio de 2011 y el 31 de mayo de 2012 los servicios de urgencias de 15 hospitales españoles, integrantes del Grupo de Trabajo de Lesiones No Intencionadas de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas.
Dos de cada tres siniestros se produjeron en verano, en días laborales y durante la tarde, siendo las causas más frecuentes las caídas (74%), la colisión con un objeto inanimado (14%) y la colisión con un vehículo en movimiento (11%).
El 78% de los niños accidentados no llevaban casco en el momento del siniestro y la mayoría de los accidentes se produjeron en calzadas, aceras y parques urbanos (63%) mientras que sólo el 6% se dio en carriles bici segregados y un 4% en carretera interurbana.
El estudio destaca que la tercera localización más frecuente del traumatismo se sitúa en el cráneo (un 22%), siendo el traumatismo craneoencefálico la principal causa de ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátrica seguido por el traumatismo abdominal.
El doctor del Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat (Barcelona) Fernando Panzino, que ha participado en el estudio, ha explicado a Europa Press que para minimizar el riesgo de lesión "hay que promover el uso del casco en los niños, tanto en zonas interurbanas como urbanas, como se prevé en una próxima modificación legislativa, y también hay que recomendar que se circule por áreas habilitadas para bicicletas".
Según Panzino, los principales factores de riesgo de gravedad de un accidente de bicicleta son la falta de casco y la colisión con un vehículo de motor en movimiento y también alerta de que "a mayor edad hay una mayor independencia de movimiento que, sumada al cambio conductual del preadolescente, lleva a un mayor riesgo de lesión".