Los proyectos empresariales liderados por mujeres nacen de media peor financiados que los proyectos masculinos por una menor confianza de la banca y los fondos de inversión, lo que junto a los problemas de conciliación o la ausencia de referentes son los principales escollos que encuentra la mujer a la hora de emprender.
Así se ha puesto de manifiesto en el foro "Mujer y emprendimiento", organizado por EFE y celebrado en Adeit Fundación Universidad-Empresa, donde cuatro mujeres, representantes de la política, la universidad y el mundo empresarial han coincidido en destacar la necesidad de romper, con educación, todos esos estereotipos.
Alicia Rubio, catedrática de Organización Empresarial de la Universidad de Murcia y una de las autoras del informe elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de España (Red GEM España) para Coca-Cola, dentro de su programa de emprendimiento GIRA Mujeres, ha explicado que el 'capital semilla' para iniciar un negocio es de unos 64.000 euros en el caso de las mujeres y de 74.000 en los hombres.
LA MUJER ASUME MÁS RIESGOS
Esto conlleva que los negocios masculinos "nacen fuertes, con más dinero", pero además las mujeres asumen más riesgos porque "tienen peor acceso a las fuentes bancarias" y, mientras que los hombres se financian más con los bancos, en el caso de la mujer es a través de los amigos o familiares.
Es decir, de partida los proyectos femeninos nacen con desventaja frente a los masculinos en cuanto a su propia concepción financiera.
Por su parte Pilar Bernabé, teniente de alcalde de Desarrollo Económico y Empleo del Ayuntamiento de Valencia, afirma que en los fondos de capital riesgo, de toda la financiación privada que reciben proyectos emprendedores, solo se destina a las mujeres el 2 %, según un informe de Bussiness Angels.
Resalta además Bernabé que es preocupante es que solo el 20 % de las empresas emergentes (startup) son lideradas por mujeres.
Por su parte, Helga Figueroa, ganadora de la quinta edición del programa de emprendimiento Gira Mujeres de Coca-Cola con su proyecto DoggieSnax, reconoce que las mujeres "siempre hemos tenido mucha dificultad para financiarnos, sobre todo con financiación bancaria".
"En las varias veces que he emprendido siempre he liderado yo y me he encontrado con que necesitaba muchísimos avales, nos pedían saber quién estaba detrás del proyecto, si no solo era yo", asegura Figueroa.
Preguntada por si mostraban menos confianza en el proyecto por el hecho de estar impulsado por una mujer, afirma que "sí, pero muy sutilmente", y explica que si acudía con un compañero pensaban que era él el que lideraba la empresa: "Hay un machismo imperante que sigue pensando que teniendo dos personas delante, la mujer no es la que manda".
LA NECESIDAD DE FORMARSE
Adela Valero, vicerrectora de Empleo de la Universitat Valencia, considera que la única forma de mejorar la sociedad es tener capacidad de emprendimiento pero orientada al valor social, económico y ambiental, como recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La capacidad emprendedora también se aprende y "está demostrado que las personas que tienen formación tienen mayor capacidad emprendedora", al tiempo que cuando tienes formación "el proyecto se consolida antes y dura más tiempo".
En el caso del autoempleo, las mujeres prefieren los temas relacionados con los cuidados, las artes y las humanidades, pero en el caso de ciencias e ingeniería hay más autoempleo y emprendimiento en hombres. "Es algo que debemos tratar en las niñas desde que son pequeñas, desde el colegio", indica Valero.
Distingue además entre emprendimiento por necesidad, más propio de zonas menos desarrolladas y menos innovador, y el emprendimiento de gente formada, "que es lo que hay que buscar para aumentar la calidad de vida de la sociedad".
De hecho, el informe GEM recoge que en la actualidad, el 17 % de las mujeres se encuentra inmersa en un proceso de emprendimiento en España (frente a un 22 % de los hombres), aunque el porcentaje se incrementa al 22 % en el caso de la mujer rural.
Las mujeres del mundo rural emprenden por necesidad, tienen menos formación, menos niveles de renta y se trata de proyectos "más flojos pero más atrevidos porque hay necesidad de buscar un empleo y eso agudiza el ingenio", indica Alicia Rubio.
En cuanto a las universitarias, solo un 3 por ciento reconoce que quiere emprender justo al acabar su carrera, porcentaje que sube a un 20 % si la pregunta es a cinco años, lo que en opinión de Rubio significa que "hay todavía un miedo a emprender y piensan que necesitan un poco de recorrido antes de lanzarse".
Sobre este aspecto Figueroa asegura que las mujeres "tenemos más miedo escénico pero también mucho más síndrome del impostor", lo que viene dado por todas las barreras que han tenido que ir superando.
Las ponentes coincidieron también en la ausencia de referentes femeninos como uno de los grandes escollos. "Entre las empresas del IBEX35 solo hay cinco lideradas por mujeres", recuerda Bernabé.
A esto hay que añadir los problemas de conciliación, que en el caso de la Universidad de Valencia se evidencia según Valero en que "hay más mujeres pero los puestos elevados suelen ser asumidos por hombres, una brecha que en muchas ocasiones se produce porque la mujer en edad fértil tiene otros requerimientos de su tiempo".