El accidente ocurrido en Mislata, Valencia, el pasado mes de enero y que terminó costando la vida de dos niñas de 4 y 8 años continúa intentando esclarecer todos los hechos. Después de haber conocido que el ingeniero encargado de revisar las instalaciones comprobó el estado del hinchable supuestamente desde Elche, ahora
se busca a un tercer testigo además del propietario de la atracción y dicho ingeniero.
Así lo explicó Jorge Carbó, abogado de la familia de una de las niñas fallecidas, en
El Faro de La 8 Mediterráneo. Carbó habló sobre la petición de las familias de encontrar a un tercer testigo en el accidente: “Muchos testigos, padres que tenían a sus hijos en la atracción, coinciden en afirmar que había un responsable que se encargaba de cortar los tickets y tocar el silbato cuando se acaba el tiempo de uso”.
“Lo describen como un joven de origen magrebí que inmediatamente actuó cuando ocurrió el accidente con una escalera intentando levantar el castillo que se había plegado sobre las camas elásticas para salvar a los niños. Pero
misteriosamente desapareció cuando llegó la policía sin que lo pueda identificar”, añadió.
Carbó, además, ofreció la versión del dueño de la atracción: “El propietario del castillo hinchable dice que él mismo era quien se encargaba de todo eso cuando otros testigos lo situaban bastante lejos. La presencia de este joven es interesante para
desvelar los pormenores de la investigación”.
“Fue una cadena de negligencias”
El abogado también analizó toda la cadena de errores que provocó el terrible accidente: “Cualquiera que hubiera hecho bien su trabajo hubiera evitado este accidente. Lo primero es que ni siquiera la atracción estaba ubicada donde el proyecto indicaba. El proyecto decía que la atracción, al ser vulnerable, debía estar entre dos atracciones sólidas: el tren de la bruja y los coches de choque. Así se hubiera anclado el castillo a esos dos soportes resistentes. Sin embargo,
estaba a 70 metros de donde estaba previsto y por un lateral estaba totalmente expuesto al viento”.
“Tampoco se permitía hacer agujeros al suelo para anclarla correctamente y al parecer estaba sin anclar, por lo menos no había mobiliario urbano cerca, no pusieron soportes como indica la normativa…
Fue una cadena de errores porque si hubieran atendido a la previsión del viento tampoco hubieran montado la atracción, cuando empezó a soplar el viento deberían haber desmontado la atracción y tampoco lo hicieron”, explicó Carbó.
Así, Carbó fue muy claro al definir las causas del accidente: “Si el ayuntamiento hubiera mandado un técnico para comprobar que estaba todo correcto no hubieran permitido la instalación porque ni siquiera estaba en el sitio… En definitiva, hay
una cadena de errores y negligencias que lo más triste es que haya llevado a la pérdida de dos niñas”.
Por último, criticó duramente la normativa de la Generalitat Valenciana: “Los padres quieren que esto no vuelva a pasar nunca más.
Si la normativa es escasa se tiene que endurecer. No entendemos cómo hay una circular de la Generalitat Valenciana de 2017 que considera que estas instalaciones no tienen peligro y que no es necesaria la comprobación por parte de la administración de la ejecución correcta de las atracciones”.