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Acento andaluz

Anormalidad

Cada vez que en las pasadas navidades alguien me deseó un feliz año nuevo, yo siempre le contesté que me conformaba con un normal año nuevo. Ni siquiera mis...

Publicado: 20/03/2022 ·
22:26
· Actualizado: 20/03/2022 · 22:26
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Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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Cada vez que en las pasadas navidades alguien me deseó un feliz año nuevo, yo siempre le contesté que me conformaba con un normal año nuevo. Ni siquiera mis esperanzas rebajadas para 2022 se cumplirán a menos que el año se enderece repentinamente. Y es que nunca como ahora podremos afirmar con tanta rotundidad que somos un pequeño barco zarandeado y a punto de zozobrar engullido por una tormenta perfecta de olas gigantescas a imagen y semejanza de la playa portuguesa de Nazaré.

La guerra de Putin ha provocado una onda expansiva de efectos apocalípticos en la economía mundial y europea. Cuando pensábamos que los Fondos de Recuperación de la Unión Europea nos sacarían como un obús de la crisis provocada por la pandemia, nos enfrentamos ante un escenario de incertidumbre mayúscula por los daños colaterales causados por los delirios expansionistas del presidente ruso. El precio desorbitado de los combustibles y de la energía está frenando en seco la economía mundial y, lógicamente, la andaluza, casi al mismo ritmo que con el confinamiento domiciliario del primer estado de alarma, del que la pasada semana conmemoramos 2 años.

En este escenario, una huelga de los transportistas, que más que huelga es boicot de una representación minoritaria y violenta del sector, ha provocado otro calambrazo a la economía nacional. La falta de suministros no sólo ha afectado a cadenas de distribución alimentarias, grandes superficies, mercados de abastos y pequeño comercio, sino que ha puesto en jaque servicios básicos y elementales, como el reparto de medicinas para hospitales y farmacias o de pienso de alimentación para el ganado que están ya sacrificando ante la inanición de los hambrientos animales. Son dos ejemplos palmarios de la gravedad de la situación actual, plagada de grandes industrias y empresas de todos los sectores con Eres o Ertes a la vista.


Para colmo, la sexta ola de la Covid ha parado su fulgurante caída y se adivina un repunte camino de comenzar un nuevo Tourmalet en modo de séptima ola. Ningún intento de gripalización de la enfermedad impedirá que sigamos contando por decenas diarias el número de muertos en Andalucía y en España, aunque nuestra capacidad para conmocionarnos ante tan mayúscula tragedia roce la insensibilidad más inhumana.

En definitiva, el horizonte es tan oscuro y tendremos que sortear tantos nubarrones, que centremos todas nuestras energías en reflotar el barco y no en intentar hundirlo porque si eso ocurre todos, sin excepción, saldremos perdiendo.

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