A las 7 de la mañana del 21 de abril de 1992, hace justo 30 años, un día después de la inauguración de la Exposición Universal de Sevilla, partieron dos trenes AVE de las estaciones de Santa Justa y Atocha. Tres horas más tarde, ambos ferrocarriles llegaban a sus destinos en Madrid y Sevilla. Irrumpía la alta velocidad en el sistema ferroviario español. Tras 3 décadas de la inauguración comercial de la primera línea del AVE, más de 100 millones de viajeros han utilizado este trazado esencial en la vertebración de España, que se ha convertido en el segundo país del mundo en número de kilómetros de AVE, después de China.
Fue un hito histórico que no se ha conmemorado como merecía, a mi entender, por las administraciones públicas. Fue, una vez más, la Cadena SER la que reivindicó el progreso que supuso la primera línea de AVE y la extensión de la alta velocidad de RENFE como elemento clave para la modernización andaluza. Como recordó Felipe González en el 25 aniversario, hace 5 años, el entonces presidente del Gobierno sorteó muchas presiones que recibió porque tuvo claro siempre la importancia de empezar por el Sur. Si no arrancaba el AVE por Andalucía, Andalucía no se incorporaría a la alta velocidad en mucho tiempo. Había que empezar por Sevilla para evitar el llamado Mezzogiorno italiano, el sur pobre con una diferencia abismal frente al norte rico.
El papel político que jugó González ha ido a poco a poco reconociéndose por quienes le vilipendiaron por esa decisión e incluso ridiculizaron el AVE, al que llegaron a llamar “el rapidillo”. En este sentido, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, reivindicó también el pasado jueves la figura y capacidad visionaria del ex presidente apelando además a que la alternancia en el poder no suponga siempre un volver a empezar desterrando todo lo hecho en el pasado. Buena aseveración de Moreno Bonilla de la que deberían tomar buena nota los adanistas de su partido en Andalucía.
La alta velocidad no solo ha sido y sigue siendo un sistema de transporte vertebrador de territorios. Se ha convertido además en una locomotora de desarrollo económico, al tiempo que ha contribuido a reforzar la autoestima del pueblo andaluz dejando atrás los complejos históricos por el olvido al que fue castigado por el franquismo.
Puestos a mirar el futuro, la alta velocidad en Andalucía se enfrenta a un doble desafío: llegar las provincias orientales y a Portugal a través de Huelva. Estos 30 años son los de una historia feliz, que nos ha hecho ganar el presente y esperemos que, seguro que sí, también el futuro.