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Martes 16/04/2024  

El jardín de Bomarzo

El cochecito de bomberos

El PP anda estos días haciendo cuentas, hay quien apunta irónico que en según qué casos ajustándolas

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  • El jardín de Bomarzo.

Fijada la fecha para el 19 de junio a celebrar elecciones a la Junta, la comunidad y sus provincias entran en la fase de cerrar las listas con las que concurrirán a las mismas y aunque unos y otros hablen en mayor o menor grado de procesos democráticos, votaciones y demás, la realidad es que son las estructuras orgánicas de los partidos, los intereses personales, las afinidades familiares y los poderes políticos que imperan en cada momento los que parten y reparten. En algunos casos, como Vox, son sinceros en sus procesos y aunque sus listas las propone el CEP -Comité Electoral Provincial- son conscientes de que las envían al presidente y es el CEN quien, directamente, quita o pone, nada de consultas a nadie, sin vaselina. El PSOE, en cambio, organiza lo que viene a ser una pantomima importante con propuestas de listas, asambleas y votaciones y suele suceder que antes de que las mismas voten se filtre a la prensa la lista que va a salir resultante de la posterior votación, lo que eleva a grado supremo la ridiculez del proceso al nivel del enfado de los convocados. El PP usa el dedo divino, tampoco se camufla en asambleas y se guía en base a los poderes del momento, midiendo la fuerza de los territorios y, sobre todo, las simpatías que generen los posibles integrantes con quienes toman la decisión. Es lo más triste de la política, no siempre se mide por la capacidad o el mérito, al contrario a veces: lo importante, esto también lo saben todos, es mantenerse dando vueltas sobre el carrusel, a veces te toca sobre el corcel negro principal vigoroso y a la vista de todos y, otras, hay que conformarse de acompañante en los asientos traseros del cochecito de bomberos. Pero estar, si caes no te vuelve a subir.

Aunque ser parlamentario otorga más o menos el mismo poder que acumula un concejal en Cuenca, es importante para las agrupaciones o provincias meter sus nombres porque esto les da peso a sus territorios. Es por esta razón que llama la atención que el PSOE de Jerez, por ejemplo, no haya colocado ningún nombre en las listas por Cádiz al Parlamento de Andalucía cuando se trata de una de las agrupaciones más grandes de la provincia y ello pese a que la presidente del partido y alcaldesa de la localidad, Mamen Sánchez, fue determinante en la victoria de Ruix Boix en el último congreso provincial: se planteó a Jerez que Israel Pérez fuese el ocho de una lista que en el mejor de los casos dará al partido los cuatro primeros nombres en la provincia, aunque lo probable es que sean tres. Al final ni eso. Históricamente, Jerez en este partido ha perdido a la hora del reparto y solo hay que echar un vistazo atrás. 

El PP anda estos días haciendo cuentas, hay quien apunta irónico que en según qué casos ajustándolas. Hay que retroceder a un pasado no muy lejano para entender lo que sucede. El enfrentamiento encarnizado entre Cospedal y Sáenz de Santamaría -cuando dos mujeres se disputan así lo mejor es apartarse-, le dio la posibilidad que no tenía de hacerse con el partido a Pablo Casado y que el tiempo ha demostrado le venía pelín grande, pero para nivelar esa debilidad su oficial de fontanería, Teodoro García Egea, se dedicó a buscar afines al casadismo en las provincias para contrarrestar el poder de determinados barones como es el caso de Moreno Bonilla en Andalucía y, así, asentar el de Casado mediante decisiones que se tomaban en Madrid en contra del criterio de las regiones, siendo fácil reconocer ambos grupos en los territorios. El fenecimiento por auto expulsión de Casado y la llegada de Feijóo impulsada por, entre otros pero sobre todo, Moreno Bonilla ha opuesto fin a esa dualidad y ha devuelto al partido a un modelo anterior mediante el cual los poderes orgánicos los tienen las regiones y son éstas las que toman las decisiones, evitando así enfrentamientos con los barones.

Como Andalucía ha sido clave en el ascenso de Feijóo, el hombre fuerte del presidente andaluzElías Bendodo, que se pasa el día destripando los muchos datos que le llegan de unos y otros, ha sido elevado a los altares del PP como número tres y con la habilidad judía que atesora se ha puesto a ejecutar sin temblores con ese brazo curtido en muchas refriegas. Bendodo no hace amigos, tampoco prisioneros, hace su trabajo sin poner anestesia, tiene fieles incondicionales y a veces hasta gracia: Estando de viaje en Houston siendo presidente de la Diputación de Málaga circulaba con varios en el coche mientras leía noticias de Málaga en el móvil y a estas leyó las declaraciones de la mujer de Paco de la Torre anunciando que su marido no se volvería a presentar a alcalde, puesto al que él entonces aspiraba. Pidió al conductor que parase, se metió en la tienda de souvenirs de la esquina y salió con una camiseta puesta en la que se podía leer el típico Houston, we have a problem, para descojone de los cuatro que con él viajaban. Paco le llevó la contraria a la mujer, no le cabía otra y él en Houston ya lo vio.

Las listas filtradas para al parlamento por el PP de Cádiz tienen dos titulares, además de otros subtítulos. La primera es que el presidente provincial irá de número dos, Bruno García, que a saber si más adelante no se verá forzado a presentarse por Cádiz -no quiere- ante las dificultades que tiene el partido de conseguir un buen candidato para unas elecciones a las que no concurrirá Kichi y, por tanto, se abre una oportunidad de recuperar el gobierno de la ciudad; irá por detrás de Ana Mestre, que de este modo abandona la Delegación del Gobierno y se la dejará a Mercedes Colombo, muy cercana a Antonio Sanz -también lo son Pelayo y el propio Bruno-, para acometer otras responsabilidades la próxima legislatura en algún cargo que le ofrezca la Junta. Sueña con ser consejera, sabe que eso está caro, tal vez viceconsejera, también complicado.

La otra noticia es la inclusión de Antonio Saldaña de número cuatro y, con ello, la idea decidida por Bendodo de apartarle como candidato en Jerez y poner a García Pelayo, que ha aceptado y también podría no haberlo hecho -ya está en modo candidata en todas las fotos que la agrupación de Jerez hace para redes, normal-. Aunque nunca lo dirá, que ella haya aceptado es una decepción para Saldaña, que en los momentos más duros de la ex alcaldesa de Jerez cuando lo suyo con la Gürtel se fajó incluso enfrentándose al juez De la Mata haciendo declaraciones públicas contra él. Pelayo quiere, sobre todo, renovar encabezando listas al Congreso y no hay que ser Houdini para intuir que ese camino pasa por Jerez, tampoco para concluir que ser otra vez alcaldesa de la ciudad es una idea que no le encanta y que tenía descartada porque bastante sufrió con aquello.

El comité electoral debe aprobar las listas, pero con el asunto de Jerez Bendodo ajusta cuentas de cuando García Egea, con quien tiene una buena relación ahora y de hecho le consulta a menudo, le contradijo con la decisión avalada por Sevilla tras el incidente de Saldaña y para goce actual de Mestre, que sonríe por el doble motivo de encabezar la lista y ajustar cuentas con su amigo de Jerez, con quien no cruza palabra; menos gracia le hace lo de Pelayo, a quien le une una vieja, profunda y pública enemistad, de esas que mejor no arbitrar.

Queda mucho, pero las decisiones están tomadas. Después se confirmarán candidaturas para las municipales, integrantes de las mismas y puestos, donde se verán las intenciones finales pero siempre en la idea común de mantenerse sobre el carrusel, brioso a lomos de corcel o, si toca, escondido en el cochecito de bomberos entre luces de colores. Y en Jerez, en concreto, el PSOE electoralmente vive un momento sosegado, en progreso y con una ciudad en proyecto y en calma, sin la convulsión que se palpa cuando el ciudadano pide cambio y se moviliza para ello como cuando echó a Pilar Sánchez o a Pacheco. Esto, hoy, no pasa.

En política, en definitiva, puede haber otras maneras de prosperar, pero sobre todo hay dos y una de ellas es la fuerza que otorgan los votos. Hay muy pocos -o pocas- que acumulen las dos, otros avanzan en base a una de ellas y luego están los demás.

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